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De Lili Marleen

De Lili Marleen

sábado 18 de octubre de 2008, 01:56h

Martin Fuchs o Helmut Braune llegó un día a la Mesa de Esnujaque.

Traía una dirección escrita en un papel estrujado: Hotel Europa. De poco hablar, enigmático, con el tiempo se dio a conocer simplemente como "el alemán".Ya después sería el "alemán trujillano" para sus pocos amigos pero también para los vecinos que lo veían con frecuencia manejando su carro destartalado por las calles de Valera.

¿De dónde provenía aquel personaje de atuendo inusual que despertaba sospechas y excitaba leyendas en la imaginación pueblerina? El escritor David Alizo ha encontrado un pretexto para escribir una novela notable, fresca, rica en matices, prolija, que se puede leer a ratos como una autobiografía o un conmovedor cuaderno de memorias. En Nunca más Lili Marleen, Alizo pone en juego su oficio y su maestría como uno de los mejores narradores venezolanos.

Las 646 páginas del texto procuran la reconstrucción del nazismo. Un tramo histórico de moda del cual se ha abusado con testimonios o películas no siempre solventes. David Alizo, en cambio, logra captar los eventos decisivos de esa etapa con la precisión de un reportero obsesivo, pero además, recrea el clima humano, la conmoción moral, el odio colectivo y sus perversiones, el fanatismo como religión del exterminio, el ritual de la muerte, es decir, el abominable ejercicio de sadismo que significó la orgía hitleriana.

Cuando Martin Fuchs o Helmunt Braune subía la montaña trujillana, por allá en el año 1947, oyó en Radio Valera los acordes de "Lili Marleen" en la voz de Lale Andersen. La canción más famosa de Alemania fue escrita por Han Leip durante la I Guerra Mundial a dos bellas mujeres a quienes debió abandonar por el campo de batalla. En 1938 Norbert Schultze le puso música y se convirtió en el himno del amor y la guerra entre los soldados de las trincheras enemigas. El nazismo la proscribió sencillamente por "funesta".

El forastero sintió una profunda desgarradura. Debió luchar contra sus fantasmas: el miedo, la sangre, la fuga, la maldita esvástica y la engañosa eficacia de la simulación.

Tiene razón Teodoro Petfkoff cuando escribe en la contratapa del libro: "Hace tiempo que la novela venezolana esperaba una historia que conmoviera a los lectores de tal manera que no pudieran abandonar sus páginas hasta el punto final. David Alizo lo ha logrado con Nunca más Lili Marleen".

Manuel Felipe Sierra 
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