Hay muchas esperanzas y expectativas depositadas en el nuevo presidente de los Estados Unidos. Quién sabe si no son excesivas pero lo que está claro es que un negro, Barack Husein Obama, ha ganado la Casa Blanca y tiene que demostrar que es capaz de cambiar su país y el mundo como ha prometido.
Su elección representa la superación del problema racial pero tanto él como su íntegro y elegante adversario, John McCain, han insistido en la necesidad de unidad del pueblo norteamericano para afrontar con esperanza los retos de superar la grave crisis económica. Es el primer gran desafío, salir del pozo de la crisis, después tendrá que afrontar la retirada de tropas de Irak, centrarse más en Afganistán en la lucha contra Al Qaeda, recuperar el diálogo internacional y las relaciones con sus aliados y cumplir promesas electorales como el seguro médico que le han llevado a la Casa Blanca con una elevada participación y la implicación masiva de jóvenes afroamericanos e hispanos…
Obama debe gestionar bien una victoria que le ha proporcionado además de la presidencia, una mayoría más fuerte en la cámara de representantes y casi en el Senado para que él sea quien marque la agenda política.
Estados Unidos tiene nuevo presidente que asumirá en enero y el mundo una nueva referencia, todos estamos pendientes de él.
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