El recado de Montilla

Es decepcionante comprobar que hay políticos que aceptan las leyes si coinciden con sus intereses y no las aceptan si éstas les suponen un contratiempo en el desarrollo de su ideario. Digo esto porque el presidente de la Generalitat José Montilla, ha anunciado solemnemente que si el Tribunal Constitucional "recorta" el Estatuto buscara una respuesta "unitaria, serena y constructiva" junto al resto de las fuerzas políticas.

La verdad es que no se me alcanza en qué puede consistir esa respuesta unitaria, serena y constructiva porque las sentencias, gusten o no, se acatan y más las del Tribunal Constitucional que es la última instancia a la que se puede recurrir.

No sé si Montilla hará suyas algunas de las propuestas de Artur Mas, el líder de CIU, como la de que se celebren elecciones anticipadas en Cataluña, o que se forme un gobierno de concentración o la convocatoria de un referéndum, etc, etc, etc. Pero el caso es que una vez que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre el Estatuto la obligación del gobierno catalán, al igual que la de todos los partidos catalanes y del resto de España, y de todos los ciudadanos será aceptar lo que haya dispuesto el Alto Tribunal.

El caso es que desde que se aprobó el nuevo Estatuto catalán, los políticos catalanes no dejan de "amenazar" más o menos sutilmente con lo que harán si el Tribunal Constitucional quita un sola coma al texto estatutario. En realidad con sus declaraciones vienen presionando al Tribunal al que le quieren endosar la responsabilidad política de lo que pueda pasar si se atreven a cuestionar aunque solo sea una parte del Estatuto.

Sinceramente esas presiones son intolerables y me pregunto qué sucedería si por el contrario quienes creen que el Estatuto es anticonstitucional se pasaran el día avisando al Tribunal Constitucional que se atenga a las consecuencias si se le ocurre dictaminar la constitucionalidad del Estatuto. No quiero ni imaginar lo que dirían los políticos catalanes, ni lo que diría el mismísimo Gobierno, que ahora guarda silencio ante las advertencias de sus compañeros y de sus socios catalanes.

La cuestión es que el Tribunal Constitucional no atraviesa por su mejor momento precisamente porque ha actuado "políticamente" en más de una ocasión, y por si fuera poco debería de haber sido renovado lo que no ha sido posible porque los dos grandes partidos no se han puesto de acuerdo precisamente porque para PSOE y PP el Constitucional parece ser una pieza más en el engranaje de la pelea partidista.

A mí me parece que no es de recibo que a los ciudadanos se les exija el estricto cumplimiento de las leyes, como debe de ser, y los políticos amenacen si las leyes no están hechas a la medida de sus deseos.

No tengo ni idea de lo que va a decidir el Tribunal Constitucional respecto al Estatuto catalán, solo sé que el Alto Tribunal se juega el prestigió que le queda si se deja coaccionar por quienes no quieren ver cambiada ni una coma del Estatuto.