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Escasez de conciencia social

Escasez de conciencia social

jueves 04 de diciembre de 2008, 01:08h

Si deseamos un país de propietarios necesitamos ser respetuosos de la propiedad

Felicito a Cedice Libertad, en particular a su junta directiva y equipo gerencial, por los videos relativos a la defensa de la propiedad privada bien habida, un derecho natural que todos podemos compartir simultáneamente, inherente al ser humano y fundamento del progreso material. De haber insistido, nosotros como sociedad, más en el pasado en este tipo de defensa y la consiguiente toma de conciencia sobre su importancia no seríamos un país socialista y mercantilista sino capitalista y próspero. Thomas Jefferson, tercer presidente de la gran nación americana, claramente lo señalaba: "el costo de la libertad es la eterna vigilancia". Siempre habrá individuos que desearán menoscabar tu propiedad y por tanto tu libertad, ergo, la necesidad de defender públicamente la propiedad e informar a las personas sobre sus beneficios.

Hay dos aristas de gran relevancia relativas a la propiedad privada en Venezuela sobre las cuales también debemos insistir. Primera, la propiedad del petróleo, la cual la he abordado en artículos recientes donde abogo por la devolución de las acciones de las empresas estadales a sus legítimos dueños que son los ciudadanos y que los impuestos que pagan las empresas petroleras las recibamos los venezolanos por nacimiento mayores de 18 años para que el Estado viva de los ciudadanos, fundamento de la democracia.

La segunda arista tiene que ver con los derechos de los consumidores a poder comprar el bien o servicio más barato que se produzca sobre la faz de la tierra. La violación de este derecho en Venezuela es ubicua y además es legal.

Poder de compra Las barreras al comercio internacional constituyen una reducción del poder de compra de los ciudadanos. El tener que pagar más por los automóviles, calzado, alimentos, bebidas, y ropa, entre otros, en virtud de los aranceles, licencias de importación, prohibiciones expresas de importación (carros usados) y retrasos innecesarios de diversa índole a las importaciones, constituye una violación legal, pero no legítima, de derechos de propiedad.

Si voy por la calle y a punta de pistola me quitan mil bolívares, Dios no lo quiera, todos coincidimos en que se trata de un robo. Si por el contrario alguien me pide mil bolívares ("fuertes" por supuesto), y consiento en darlos no es un robo porque mi reducción de ingreso personal fue voluntaria.

Pregunto, ¿a quién de nosotros los venezolanos se le pidió nuestro consentimiento para pagar más por productos de consumo diario? Es decir, ¿a quién se le consultó si deseaba que su ingreso fuera reducido como consecuencia del encarecimiento innecesario de muchos bienes y servicios básicos? ¿Cree usted que de haber sido consultados, la mayoría de los venezolanos hubiésemos aprobado el encarecimiento innecesario de la vida?

Insisto en lo de innecesario porque antes de la imposición de la barrera al comercio internacional teníamos acceso al producto a un precio menor. Por ello estas medidas suelen ser adoptadas coercitivamente, no consultadas al soberano y muchas veces sin aprobación de la Asamblea. ¿Acaso alguien quiere ganar menos?

No estoy sugiriendo una reducción inmediata a cero de las barreras al comercio internacional. Sugiero hacerlo en forma gradual y unilateral, aunque en un sentido estricto lo de gradual equivale a que si un marido abusa de su esposa dándole todas las noches 10 puñetazos, él promete reducir el numero de golpes gradualmente hasta llevarlo a cero.

Lo de unilateral es porque si queremos abaratarle la vida a nuestros ciudadanos pobres no es necesario hacerlo en un marco de tratado de comercio internacional. Éstos equivalen a que un gobierno reduce sus barreras y, por tanto, respeta el derecho de propiedad de sus ciudadanos si el otro gobierno hace lo mismo. En otras palabras, si tú dejas de ponerte hediondo yo también me quito la hediondez.

Además de respetar los derechos de propiedad, propiciaríamos un entorno de competencia que fortalecería a las industrias situadas en el país y nos dedicaríamos a actividades económicas generadoras de bienestar y de empleos que no encarecen la vida. La existencia de una actividad económica no se puede justificar porque genere empleos. Si éste fuese el objetivo sería muy sencillo alcanzarlo. Si vamos a construir una carretera no usemos tractores, démosle palas a los trabajadores y generamos más empleos; y si les damos cucharas crearíamos aún más empleos.

La reducción del costo de hacer negocios es también esencial para desarrollar una industria que genere bienestar. Quizás los amigos industriales no insisten más en reducir el costo Venezuela porque enfrentarían más competencia al reducir las barreras de acceso.

Si deseamos un país de propietarios necesitamos ser respetuosos de la propiedad de todos y por ello debemos eliminar las barreras encarecedoras de la vida. Además, no puede haber un país de propietarios viable donde los ciudadanos no son los dueños de las principales actividades económicas como es el caso del petróleo.

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