Latinoamérica y el Caribe buscan sellar su independencia regional

El anhelo de una integración más sólida, repetido en muchas reuniones anteriores de gobernantes latinoamericanos y caribeños, volverá a tratarse en esta cumbre, junto con el cambio climático y las crisis financiera, energética y alimentaria.
La cita congregará a cerca de una treintena de jefes de Estado y de Gobierno de los 33 países invitados, según la cancillería de Brasil, cuyo presidente y anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, recibirá a los mandatarios en Costa do Sauípe, un balneario situado a 76 kilómetros de la ciudad de Salvador, en el estado de Bahía.
El Gobierno de Brasil define la CALC como la primera oportunidad que los líderes de ambas regiones tendrán para conversar "sin tutelas" y para "debatir con perspectivas y agendas propias".
"El diálogo entre los jefes de Estado y de Gobierno en la CALC representa una oportunidad inédita de avanzar en la agenda común construida a partir de una perspectiva propia latinoamericana y caribeña", señaló el Ministerio de Exteriores brasileño.
"Ya no es la Cumbre Iberoamericana con el Rey (Juan Carlos) a la cabeza, ya no es la OEA (Organización de Estados Americanos), vamos a establecer que de hecho América Latina está tomando conciencia de la necesidad de su independencia", afirmó hoy el vicecanciller venezolano, Francisco Javier Arias.
Por su parte, el canciller paraguayo, Alejandro Hamed Franco, restó importancia a los supuestos recelos de algunos mandatarios suramericanos por el liderazgo adquirido por Brasil, al comentar que lo importante es la "necesidad real" de que los países de la región se reúnan.
Ni siquiera Brasil, que se jacta de mantener una buena relación con todos los países de la zona, ha podido "escapar" a las tensiones derivadas de las muy distintas visiones políticas que existen en la región.
La expulsión de la constructora brasileña Odebrecht de Ecuador y el posterior litigio iniciado por el Gobierno de Rafael Correa por un crédito concedido por el banco de fomento brasileño BNDES es un ejemplo reciente de los obstáculos que tiene por delante el machacado discurso integrador.
La Comunidad Andina (CAN), creada a partir del Acuerdo de Cartagena (1969) y formada por Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia, está en entredicho por discrepancias entre sus miembros, más patentes desde que Lima y Bogotá decidieron comenzar la negociación bilateral de un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), a pesar de la oposición de Quito y La Paz.

Mientras tanto, Venezuela defiende su propia idea de integración, orientada a unir a las naciones del sur del continente y a reforzar la independencia de las instituciones que llama "del norte", dominadas, a su juicio, por el Gobierno de Washington.

En una línea parecida se mueve Bolivia, cuyo mandatario, Evo Morales, anunció que en esta cumbre lanzará la propuesta de que Cuba regrese a la Organización de Estados Americanos (OEA) o, de lo contrario, pedirá que se funde un organismo similar, pero sin Estados Unidos.

La presencia de Cuba es, sin duda, uno de los atractivos de este cónclave, ya que es la primera vez que Raúl Castro acude a una reunión regional en calidad de presidente de la isla, cargo que asumió interinamente en agosto de 2006 y de forma definitiva en febrero pasado.

A la cita en Costa do Sauípe han sido invitados los gobernantes de Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guayana y Haití.

También los de Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Santa Lucía, San Cristóbal y Nevis, Sao Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.

De momento está confirmada la ausencia de los jefes de Estado de Perú, Alan García; Colombia, Álvaro Uribe; El Salvador, Elías Antonio Saca; y Costa Rica, Óscar Arias.

En el marco de la reunión de la CALC se celebrarán también otras tres cumbres: del Mercosur, de la Unasur y del Grupo de Río.