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OPINION/Víctor Gijón

Economía y confianza

Economía y confianza

miércoles 31 de diciembre de 2008, 13:58h
Ha caído en mis manos una carta dirigida por el empresario mexicano Carlos Slim a sus miles de trabajadores repartidos por todo el mundo. En dicha misiva, además de consejos muy prácticos sobre que hacer en lo personal para paliar los efectos de la crisis, mantiene la tesis de que el principal problema hoy de la economía es, por supuesos, la crisis, pero de confianza.
Las prevenciones de los bancos, el miedo de los inversores, el “por si acaso” de tantos que se ponen la venda antes de la herida. Slim sostiene que si los gobernantes se resisten a dar carta de naturaleza a la crisis no es por incompetentes, sino por que “lo peor que pueden hacer es propagar el pánico”. Por estos lares, y me refiero tanto al territorio España como el de Cantabria, la derecha, por cuestiones partidistas que poco tienen que ver con los intereses generales, lleva meses haciendo apología del caos. Los medios de comunicación afines no descansan en su política de ir dejando caer datos fragmentarios, siempre negativos --los positivos suelen esconderlos--, que ennegrecen el panorama, crean pesimismo y frenan cualquier decisión, tanto de gasto por los particulares, como de inversión por los empresarios.

Tengo escrito que más allá de sectores concretos que deberán hacer su propia reconversión para salir del hoyo, la crisis no va a destruir las economías del mundo mundial. Las dificultades serán mayores o menores dependiendo, fundamentalmente, de la actitud que adopten los bancos y cajas a partir del 1 de enero de 2009. Si se mantiene la desconfianza entre entidades y se siguen prestando poco dinero y a precios abusivos, la crisis se prolongará en el tiempo.

Si por el contrario se recupera la confianza (otra vez la palabra talismán utilizada por Slim) y se repercute sobre empresas y particulares el descenso del precio del dinero, el más bajo de los últimos diez años, la tendencia puede cambiar y acelerarse la recuperación económica. ¿Quiero con ello decir que nuestra suerte está en manos de los bancos y cajas? Para nada.

El Gobierno de España, como el resto de los gobiernos del mundo, han tomado cartas en el asunto y han puesto a disposición del sistema financiero avales suficientes para que jueguen el papel dinamizador de la economía que les corresponde. Lo pueden hacer por las buenas o por las malas. Y es que el tabú de la nacionalización de la banca saltó por los aires cuando entidades crediticias de reconocido prestigio pidieron ayuda pública para salvarse de la quiebra por la mala cabeza y peor gestión de sus directivos.
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