Lopera y Del Nido, también culpables

El que siembra vientos, recoge tempestades. Este acertado aserto del refranero español explica a la perfección lo acontecido en el encuentro copero de este miércoles entre Betis y Sevilla, con la grave agresión a Juande Ramos, impactado por el lanzamiento de una botella desde el graderío por parte de un descerebrado, tras el gol de Kanouté. Pero no mucha mayor masa encefálica han demostrado tener los presidentes de ambos clubes, el bético, Manuel Ruiz de Lopera y el sevillista José María del Nido, que han estado a la gresca con insultos y descalificaciones mutuas desde hace una semana ‘calentando’ el derbi copero por el tema del palco y de la asistencia o no del segundo al estadio que lleva el nombre del primero. Ellos son tan culpables o más que el energúmeno responsable directo de la acción.

Porque Lopera y Del Nido, Del Nido y Lopera, que tanto monta, monta tanto en la responsabilidad indirecta de tan bochornoso hecho, han sembrado con sus ‘gracietas’ entre los hinchas más radicales de sus respectivos equipos el odio al rival, la descalificación y las ganas de agresión sólo por eso, porque unos son del Sevilla y otros del Betis. Una clara demostración fascista, por desgracia muy extendida en el fútbol español con otros dirigentes similares, aunque ninguno como el iniciador de todo esto, el más chusco y fascista de todos: el fallecido Jesús Gil, de cuya escuela parecen alumnos aventajados los máximos dirigentes sevillanos.

Cuando lleguen las sanciones deportivas –lo más probable es que Competición decida dar por concluido el choque con el marcador que había cuando el árbitro lo suspendió- y económicas –fuerte y merecida multa en euros-, lo más seguro es que Lopera y Del Nido se vayan de rositas. La hinchada del Betis, triste por el flaco favor del autor del lanzamiento y sus 'inspiradores' en las respectivas presidencias; las arcas verdiblancas, un poco más vacías por esa multa; y el descerebrado, del que se supone que pronto lo cogerán, soportando igualmente la sanción penal o económica y quizás sin opciones y/o ganas de volver a ir a un estadio.

Pero Lopera y Del Nido, Del Nido y Lopera, mucho más que cómplices, auténticos culpables morales y reales, proseguirán insultando y descalificando a los contrarios. Proseguirán incendiando las entrañas y el escaso cerebro de sus seguidores más ultras, casi seguro también jaleados por sus respectivos corifeos y, quizás por un sector de la prensa que también tiene su responsabilidad aunque sea colateral. Y las autoridades deportivas e incluso las políticas y administrativas proseguirán sin tomar serias cartas en el asunto. Hasta la próxima. Hasta que alguna vez haya uno o varios muertos y nos parezcamos a Italia o Argentina. Hasta entonces.