Se hunde la conspiracion

   Corren malos tiempos para los seguidores de la teoría de la conspiración. Esa que decía que las propias Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado habían manipulado las pruebas de los atentados del 11-M para ocultar la participación de ETA y permitir que el PSOE ganara las elecciones del catorce de marzo.

   La teoría que ha puesto en cuestión que el juicio fueran a desentrañar la verdad de los ocurrido; la que desprestigió la brillante actuación policial que permitió, en un tiempo récord, detener a los islamistas autores de la masacre.

   Porque si de algo han servido estas jornadas del juicio, donde hemos oído la declaración de los imputados, ha sido para dejar claro que mienten como bellacos pero que ninguno ha relacionado a ETA con lo sucedido aunque les hubiera venido bien para su defensa.

   Incluso a unos desalmados fanáticos o a unos chorizos del hampa les ha parecido demasiado inverosímil mezclar a ETA con  lo sucedido y han pensado que no 'colaba'.

   Nadie sabe quien ha pagado los honorarios del abogado de Zougam, tan partidario de la teoría de la conspiración, pero de momento no se está ganado el sueldo. Porque si difícil va ser librar a su defendido de la cárcel más imposible parece cada día que salga absuelto porque demuestre al tribunal que fue ETA la autora de la masacre.

   Por si fuera poco que uno de los testigos asegurara en la sala que Trashorras fue quien facilitó la Goma Dos a los 'moritos', el Gobierno decidió el viernes desclasificar un documento del CNI en el que el ex minero, ocho días después de la tragedia, facilitó abundante información sobre 'unos moros de Madrid' a los que había oído enaltecer el 11-S y a los que creía autores de los sucedido en los trenes. Ni una sola palabra de ETA.

   El agente del Centro Nacional de Inteligencia que le interrogó entre el quince y el dieciocho de marzo de 2004 fue acompañado de cuatro policías por orden del Gobierno del PP, entonces todavía en el poder.

   Que desespero ha llevado a los partidarios de la conspiración para confiar en un traficante de baja estofa de hachís como testigo de cargo de sus interesadas teorías. ¿Cómo han podido convencer a tanta gente dando por cierto el testimonio de un hombre diagnosticado de esquizofrenia y que, en una entrevista en El Mundo contó que 'el Chino' conocía a los etarras detenidos en Cañaveras con una furgoneta cargada de explosivos, y asegurar a sus padres días después que, por dinero, estaba dispuesto a contarle a este mismo periódico 'la guerra civil'. Suponemos que en una versión similar a la de Pío Moa.

   Todavía nos queda por ver que los acusados, que han encontrado letrados que cobran tan altos honorarios y que ellos no pueden pagar, acaben el juicio, cuando se hunda definitivamente la teoría de la conspiración, defendidos por abogados de oficio como empezaron.