Cuando los agentes municipales entraron en la guardería se encontraron con dos adultos, madre e hijo, de nacionalidad marroquí, que declararon tener a su cuidado a varios menores cobrando 200 euros por cada niño. La guardería clandestina no sólo no tenía ningún tipo de licencia ni permiso, sino que además presentaba unas "condiciones insalubres".
Las investigaciones de la Policía Local comenzaron cuando los agentes detectaron que en un segundo piso de la calle Segovia acudían a varias horas del día numerosas personas que entraban con niños y salían sin ellos. Tras esa observación y sospechando que se trataba de una guardería clandestina, "la Policía Local intervino de forma inmediata, desmantelando rápidamente la actividad ilegal que se llevaba a cabo", según explican desde el Ayuntamiento.
El concejal de Seguridad, José Luis Navarro, aseguró tras informar de la actuación policial que "la Policía Local tiene entre sus competencias velar por el bienestar y seguridad de los menores y evitar que se realicen actividades ilegales por parte de personas sin preparación profesional que se lucran sin someterse a la legislación que tiene como objeto proteger a los niños".
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