Zapatero y Lula, hacen llamado a Obama para que mire a América Latina

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y el jefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero coincidieron el miércoles en sugerir al flamante gobernante estadounidense Barack Obama construir un fuerte vínculo con América Latina.

Desde La Habana, el presidente cubano Raúl Castro le deseó éxitos a Obama. "Parece un buen hombre. Que tenga suerte", dijo Castro al concluir un acto con estudiantes latinoamericanos en la capital cubana.

Pero las quejas vinieron de Caracas, donde el canciller venezolano Nicolás Maduro pidió a Obama rectificar las críticas que hizo contra el presidente Hugo Chávez, y lanzó la afirmación de que el nuevo gobernante ignora la realidad latinoamericana.

Zapatero dijo en Madrid que una de las prioridades en las relaciones diplomáticas de España con Estados Unidos será construir un nuevo vínculo con Latinoamérica.

"Tenemos que construir una acción común entre los Estados Unidos y España con Latinoamérica, no hacia o para Latinoamérica sino con Latinoamérica", enfatizó en una breve declaración ante los periodistas en el Congreso.

Lula, en un mensaje escrito, señaló a Obama que Brasil y Estados Unidos tienen mucho en común, como sociedades multiétnicas, democráticas y gran diversidad cultural y le recordó que los países latinoamericanos debieron reconstruir sus economías en los últimos años, con una mejoría en las condiciones de vida de sus poblaciones.

"Ese esfuerzo de decenas de millones de hombres y mujeres no puede ser frustrado", agregó Lula.

Zapatero expresó que "América Latina es un continente muy importante para Estados Unidos y España. Es un continente joven, con gran potencial económico y con grandes retos de desigualdad y estabilidad política".

Zapatero señaló que "el gobierno (estadounidense) es parte decisiva de la solución (de la crisis mundial). La visión (de Obama) de la crisis parte de una denuncia de falta de regulación del sistema financiero... poco transparente... que daba prosperidad a los más prósperos".

Maduro declaró a la televisora estatal que su gobierno "espera que Obama rectifique" las declaraciones que realizó la semana pasada a una televisora estadounidense en las que planteó que Chávez "ha detenido el progreso de América Latina", y planteó que debía actuarse con firmeza ante las informaciones de que Venezuela apoya el terrorismo.

Maduro expresó que los comentarios del presidente estadounidense revelan una "total ignorancia" de la nueva realidad de América Latina.

Desde Quito el canciller Fander Falconí manifestó su confianza de avanzar en la consolidación de una "relación constructiva ... y mucho más dinámica" con Estados Unidos. Consideramos que el Ecuador tiene (ahora) una magnífica oportunidad para implementar y mejorar ostensiblemente las relaciones bilaterales", dijo en rueda de prensa.

En Lima, el canciller José Antonio García Belaunde expresó su convicción de que el nuevo mandatario permita una relación "fluida" con Perú. Añadió que será importante evitar que la crisis económica mundial "de curso libre a actitudes o conductas xenofóbicas".

Señaló que Perú espera reanudar la agenda de lucha contra las drogas y el narcotráfico, tras la entrada en vigor del tratado de libre comercio porque la agenda peruano-estadounidense estuvo centrada en las negociaciones del tratado, por lo que otros temas fueron "puestos a un costado".

En San Salvador, el presidente Tony Saca describió a Obama como una persona con "un carisma especial. Dios quiera que le vaya bien", señaló.

En México, Elvira Arellano entregó en la embajada estadounidense una carta firmada por varias organizaciones, en la que aseguran a Obama que las redadas y deportaciones de indocumentados "han producido una crisis humanitaria para nuestras comunidades en todo el país, y la separación forzada de familias y de miles de hijos ciudadanos de sus padres indocumentados".

Las organizaciones llaman al presidente a firmar "una orden ejecutiva que permita un cese de inmediato de las redadas y deportaciones conducidas por agentes federales".

Arellano fue deportada a México en 2007, luego de pasar un año refugiada en una iglesia de Chicago para no ser separada de su hijo, quien es estadounidense. Saúl, de 8 años, vive ahora con su madre en el estado de Michoacán.