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La publicidad engañosa de Facua

jueves 19 de febrero de 2009, 10:49h
El cazador cazado. Así se podría titular esta historia que protagoniza Facua, la Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios. Parece mentira que los guardianes del buen hacer, de las buenas formas, de las buenas maneras, en las relaciones comerciales entre usuarios y vendedores sean los primeros en saltarse los códigos que dicen defender.

Facua ha lanzado una campaña contra las eléctricas que, en principio, nos interesa a todos porque nadie se libra de tener que pagar el recibo de la luz. Nadie, salvo que viva debajo del puente, y aún así, tampoco. Porque me he informado y sólo en el mundo marginal se producen "enganches" a cables de alta tensión como ocurría hace años, a mediados del siglo pasado en los barrios periféricos de las grandes ciudades.

Ahora no ocurre esto. El más humilde de los mortales paga a la compañía eléctrica de turno por el uso de algo que se ha convertido en un bien de primera necesidad. Y ocurre que, debido a una serie de cambios en la normativa sobre la emisión de esas facturas, - otra vez Sebastián, el ministro de Industria, liándola-, parece ser que a algunos nos están "sisando" unos centimillos en la cuenta lo que las asociaciones de consumidores consideran "escandaloso". Hasta ahí todo bien.

Pero hete aquí que a alguien de la Federación de esas asociaciones de consumidores, Facua, se le ocurrió colgar en su página un simulador "gratuito" para que cada cual pueda comprobar si le han "tangado" pasta gansa, aunque sea en forma de céntimos, en las últimas facturas. Y yo, consumidor como todo el mundo, pues resulta que piqué. Caí en la trampa.

Me metí en la página Web de Facua. Me fui al simulador. Introduje los datos y, al final, resulta que me sale un mensaje diciendo que la factura emitida por mi compañía eléctrica no es correcta y que me deben once céntimos. Así de lacónico.

Lógicamente, quise saber más. Sobre todo explicaciones para poder razonar ante un comercial en caso de reclamación. Recibo un segundo mensaje: "para saber cuales son las irregularidades detectadas en tu recibo pincha aquí". Pues voy y pincho. Y me sale un mensaje diciéndome que, hasta ahí todo el proceso ha sido gratuito y que si quiero saber más, pues que me registre. Lo intento hacer. Me piden los datos de rigor, nombre, apellidos, dirección, etc., hasta que me exponen una serie de alternativas, entre otras, suscripción a una revista, servicios de asesoría jurídica, y otros, por supuesto " a precios módicos". La ultima de esas alternativas, la afiliación a Facua. Al iniciar el proceso me habían dejado claro que el servicio era gratuito y que no "es necesario estar asociado ni afiliado".

Había picado, pero, afortunadamente, en Internet siempre te queda el recurso de echar marcha atrás. Eso sí, me quedo sin saber en qué consiste "la irregularidad" de mi recibo. Hombre, total por 11 céntimos no merece la pena ni reclamar ni darme de alta en asociaciones de consumidores ni nada por el estilo.

Alguno podrá decir que, hombre, que para que existan defensores de los consumidores, alguien tiene que pagar por sus servicios. Y les respondo señalando que ya les pago con mis impuestos. Y si no, ¿saben que existen los consejos de consumidores? En las comunidades autónomas, y a nivel estatal. Y ahí se reparten subvenciones. Y si alguien duda de lo que digo, que se lo pregunten al presidente de Ausbanc, Luís Pineda, al cual el Consejo Estatal de Consumidores le niega el pan y la sal y así le va últimamente.

No me gusta que me engañen ni que engañen al personal. Si hay que pagar, se dice desde el principio. Y si se obliga a los operadores telefónicos a hacer público el coste de las llamadas especiales cuando se va a efectuar tal tipo de operación, no estaría de más que también se avisase del coste de otros servicios. Y cual es el límite en que los mismos dejan de ser gratuitos para ser de pago.
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