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El duro año de Michelle

El duro año de Michelle

viernes 09 de marzo de 2007, 19:04h

El día que Michelle Bachelet fue elegida, en segunda vuelta, como la primera mujer Presidente de Chile, hubo algarabía y una celebración inusual. Muchos fuimos testigos de como las calles se llenaron de mujeres que junto a sus niños, y varios grupos de jóvenes, festejaban lo que se creía era el inicio de una nueva era en la política de Chile.

Una mujer, divorciada, madre de tres hijos, médico pediatra y socialista llegaba a gobernar en una país machista y dominado en la política por los hombres. Arrastraba además con la marca de ser la hija de un ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea chilena, cuyo padre había muerto luego de estar preso por la dictadura de Augusto Pinochet. Para muchos, con ello se consolidaba el proceso de transición política en el país y la anhelada reconciliación de los chilenos.

Este 11 de marzo se cumple un año desde que Ricardo Lagos entregó el poder a Bachelet. Y un año después, desde que esos mismos chilenos festejaban en las calles el triunfo de la Presidenta, se respira un aire de decepción en varios sectores de la sociedad.

Bachelet había prometido un gobierno de temas "ciudadanos" en los que la prioridad la tendrían los pobres, aumentando los beneficios para los más desprotegidos y en especialmente, mejorando las condiciones de vida de las chilenas. Esos temas,son precisamente los que parecen estar "pasándole la cuenta".

No le ha sido fácil. Comenzó su gobierno con problemas con los estudiantes que llevaron a Chile a paralizar sus escuelas públicas por varias semanas en un hecho calificado como histórico.

Luego vinieron varios escándalos de corrupción que implicaron a funcionarios de su gobierno.

Además, tuvo que lidiar con las exequias fúnebres de Augusto Pinochet y la polarización que Chile volvió a vivir por algunas semanas.

Por si fuera poco, la aplicación de plan de transporte público de Santiago, el tristemente célebre "Transantiago" le ha valido una considerable baja en las encuestas de apoyo, y una agitación  en ciernes en varias de las zonas más populosas de Santiago,  que podría amenazar a los sectores que ella misma ha buscado favorecer: los más pobres.

A Michelle Bachelet no le ha sido fácil gobernar y los meses que vienen tampoco se avizoran como muy auspiciosos. Incluso, a días que se cumpla su primer año de Gobierno hay varios personajes de la política chilena que se han autoproclamado como "presidenciables", en lo que para muchos raya en una total falta de respeto, pero que para otros es solo una reacción a la necesidad de un liderazgo distinto y más fuerte del que ha mostrado la Presidenta.

Aunque en el extranjero Bachelet es altamente reconocida y respetada, está claro que aún le falta "ordenar la casa".Todos esperan su golpe timón, algo que pueda demostrar que efectivamente su presencia en La Moneda marcará un antes y un después en la política de Chile.

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