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El "general invierno" va a llegar a La Moncloa

viernes 13 de marzo de 2009, 10:12h
Para los franceses en 1812, también para los alemanes en 1941, e incluso para muchos otros, Napoleón y Hitler fueron vencidos por el "General Invierno" un mito que de tanto repetirlo se ha convertido en una verdad, pero a medias solamente, porque esas potencias occidentales "invencibles" fueron humilladas por "inferiores" soldados rusos que supieron, cómo pelear esas guerras.

Las fuerzas principales de Napoleón comprendían no menos de 378 mil hombres que quedaron disminuidas a la mitad durante las primeras ocho semanas de invasión, antes que ocurriera la primera batalla de importancia. La reducción de fuerzas se debió especialmente por la necesidad de proteger los centros de suministros con tropas que iban quedando a retaguardia, también por enfermedades, por deserciones y por varios miles de bajas causadas por escaramuzas y enfrentamientos poco importantes. En Borodino, Napoleón pudo disponer de 135 mil hombres y perdió 30 mil en lo que se considera una clásica victoria pírrica después de adentrarse unos mil kilómetros en hostil territorio enemigo. La secuela fue, la ocupación del desguarnecido Moscú y el posterior abandono casi inmediato de la capital rusa, concluyendo en una retirada humillante. Pero Napoleón fue un genio militar que había previsto lo que acontecería, por esa razón evitó utilizar a la Guardia en Borodino, fuerzas con las que podía haber cambiado el curso de la batalla y haber salvado miles de vidas, porque el corso sabía, que necesitaba a esas tropas intactas para proteger la retirada. En cuanto al clima, el 19 de octubre de 1812 comenzaron las heladas y 5 de noviembre cayeron las primeras nevadas.

En 1941, el plan de Hitler también se desmoronó antes de que el invierno llegara. Estaba Hitler tan convencido de la victoria, antes de comenzar la operación, que no tomó las precauciones para una extensa campaña en invierno. Sus ejércitos sufrieron más de 374 mil bajas -cerca de 23% de su fuerza de 3.200.000 hombres- durante los cinco primeros meses de invasión. Hitler no escuchó a sus generales antes de la operación, oficiales que lucharon en ese frente durante la Primera Guerra Mundial, ni escuchó las recomendaciones que le daban en plena campaña, antes de que el invierno llegara. El 27 de noviembre de 1941, el General Edouard Wagner le informaba que "Estamos al borde de consumir todos nuestros recursos, tanto de personal como material y estamos a punto de enfrentarnos a los peligros del invierno". Los alemanes no tenían fuerzas suficientes y esto se confirma leyendo las propias instrucciones del Führer, quien mediante órdenes directas cortantemente movía brigadas y divisiones, de un lado a otro del frente, tapando los huecos y reforzando aquí y allá, debido a la escasez de hombres y material en los tres Grupos de Ejércitos.

Los planes de Napoleón y Hitler, fracasaron antes de la llegada del invierno, pero hay que reconocer, que los estragos causados por el hielo y la nieve contribuyeron a agravar los problemas y a aumentar las bajas.

El medio ambiente en esas latitudes subárticas son un factor importantísimo a tener en cuenta en operaciones militares como las emprendidas por Napoleón y Hitler: frío extremo; mantos de nieve muy profundos; días muy cortos; en ciertas zonas, densos bosques de coníferas; escasa densidad de población (pocas posibilidades de encontrar cobijo en edificaciones existentes); pocos y malos caminos.

Para todas aquellas personas mal pensadas he de decir que bajo ningún concepto pretendo comparar, para bien a Zapatero con Napoleón, en función de su estrategia, ni a Zapatero con Hitler, en función de su maldad. Nada de eso. Solo traigo el recuerdo de lo que en la Historia nos han enseñado como el “General Invierno”.

¿Y por qué lo digo? Porque si los anteriores no contaron con el invierno ruso, Zapatero no ha contado para el alegre paso que va a dar, con el pantano vasco.

Fue pantano para Adolfo Suárez. Los militares golpistas del 23-F no toleraron el insoportable número de muertos que ETA hacía de manera continua, ni los actos de HB en la Casa Juntas de Gernika. En definitiva el tema vasco que Calvo Sotelo creyó resolver de manera inmediata poniéndose de acuerdo con el partido socialista y aprobar una LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico) que fue triturada por el Tribunal Constitucional.

Tampoco pudo Felipe González con sus conversaciones en Argel conviviendo con el Gal bajo su mandato, amén de un bloqueo autonómico, acabar con el llamado conflicto vasco. Pasó Aznar que negoció en Ginebra con ETA y encalló el año 2001 en su estrategia conjunta entre Nicolás Redondo y Jaime Mayor Oreja. Le venció el atentado del 11-M que atribuyó a ETA y por mentir en esas 24 horas, el electorado le pasó su correspondiente   factura.

Y llegó Zapatero que se puso al frente de la manifestación y quiso acabar en Loiola de forma solitaria con HB, un contencioso de generaciones y cuando no pudo, el mismo Egiguren que hoy tan injustamente menosprecia al PNV, fue quien llamó angustiosamente a las puertas del vilipendiado jelkidismo. Y, cuando se produjo el atentado de la T-4, llegó a acuerdos  con este mundo para que ANV presentara en distintos ayuntamientos candidaturas municipales, una de ellas en Arrasate (Mondragón) visitado el sábado 7 de marzo por Patxi López para decir enfáticamente que se acabaron los espacios de  impunidad para los violentos. Habría que recordarle al Sr. López que Arrasate  fue uno de los ayuntamientos permitidos por acuerdo con el partido socialista pero que, allí donde gobierna el PNV,no hay espacios de impunidad.

El Sr. Zapatero, que ha obtenido un pésimo resultado electoral en Galicia y que ha jugado a una sola carta su estabilidad parlamentariaen Euzkadi, y está obviando como Napoleón, que ignorar al General Invierno tiene consecuencias.

En Euzkadi ganó las elecciones el PNV y éste partido le ofreció al Partido Socialista un acuerdo de gobernabilidad y estabilidad que Ares, Egiguren, Arriola y Prieto ni tomaron en consideración. Si Ibarretxe era tildado de pelmazo por presentar, defender y sacar adelante en el Parlamento sus Planes, el Partido Socialista solo tiene una obsesión y que no es una obsesión de País. Solo quiere que Patxi López sea Lehendakari después de haber ocultado este dato durante las elecciones y habiéndose negado a felicitar al Lehendakari lbarretxe por su triunfo para que no se notara que, a pesar de lo que habían pronosticado, han perdido la contienda. Es verdad que han ganado votantes y escaños en función de la ilegalización de un Partido político. Pero nada más. Eso no es más que un atajo rodeado de espejismos.

El PNV ese día les invitó a un plan para superar la crisis, elevar el listón ético y democrático ante  la violencia y construir un proyecto de  país desde las instituciones vascas. Y todo eso hecho con acuerdos bien de   legislatura, bien de gobierno. Es lo que dijeron las urnas. Y lo que dicen las encuestas.

Sin embargo lo rechazaron sin más. A la cita ni acudió Patxi López y Zapatero lo avaló. Zapatero seguramente comenzará a perder votaciones y ya no podrá apelar a una responsabilidad que él no tiene hacia los demás. Lo que es igual, no es trampa. Zapatero podrá ver a sus ministros recusados, si todas las fuerzas del Congreso, menos el PSOE, así lo deciden. Zapatero, verá como se aprueban comisiones de investigación y se rechazan proyectos.

Y Zapatero tendrá dificultad para aprobar los Presupuestos si sigue negando el pan y la sal a los catalanes de CIU y castiga al PNV, después de ganar ambos partidos las elecciones, pactando el PSOE con el PP su gran rival en Madrid. De cajón. Nadie tiene vocación de masoquista, aunque si tengamos claro que la firmeza y la lealtad institucional serán los dos ejes de nuestra actuación como nacionalismo institucional.

Decía la Vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega que hay otras fuerzas en la Cámara que proveerán. La Cámara tiene los dedos   contados y sin apoyo de CIU y PNV, nada serio sacará adelante un Zapatero que nos pide   "fair play”, juego limpio y saber perder, cuando, curiosamente hemos ganado. Eso sí. Tiene el recurso de pactar con el PP. Pero sería para él, el abrazo de la muerte.

El Congreso tiene 350 diputados. Y las habas están contadas. PSOE (169); PP (154); CIU (10); PNV (6); IU+IC (2); ERC (3); BNG (2); Na-bai (1); CC (2); UPD (1). La mayoría son 176.

Si el PNV no llega a 38 en el Parlamento Vasco, ¿con qué fuerzas contará el PSOE cuando envió a Artur Mas (CiU) a la oposición y lo mismo quiere hacer con Ibarretxe teniendo en cuenta que en el primer semestre del año que viene le corresponde a España la presidencia semestral de la Unión Europea y pretendían hacer de Zapatero el nuevo Sarkozy comunitario de cara a la presidencia norteamericana?

Cuando se nos dice tan enfáticamente que se debe saber perder, aunque se haya ganado y que ya está bien de gobiernos del PNV, cuando en Andalucía y Extremadura se gobierna desde el inicio del proceso autonómico y cuando no hay más argumento que el “desalojar” a un partido del gobierno porque sí en un momento crucial de crisis y cuando éste era el momento de asentar una situación y una convivencia transversal, nadie podrá dudar que el General Invierno, tocará la puerta del presidente Zapatero en La Moncloa. Y ya se sabe, el pescado y el poder, siempre se pudren por la cabeza.
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