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Goran Bregovic: Balcanes en estado puro

martes 17 de marzo de 2009, 19:02h
En casi tres horas de concierto, el compositor de Sarajevo y su orquesta de bodas y funerales presentaron los temas de su último disco, Alkohol, y ofrecieron a un público entregado al 110% algunos de los éxitos que, de la mano de Emir Kusturica, le han llevado a la fama mundial.
Cuando todavía faltaba una hora para el comienzo del concierto, el público de Goran Bregovic y su orquesta se agrupaban en las inmediaciones del Circo Price (Ronda de Atocha 35) bebiendo 'minis' de cerveza y algún que otro 'cubata' tempranero. Sin duda, un adelanto festivo de la explosión de música y fanfarre que se viviría después dentro del recinto.

El concierto comenzó con 15 minutos de retraso con la aparición, de entre el público, de la "orquesta de bodas y funerales" que acompañó al compositor durante todo el recital. Y como no podía ser de otra forma, Bregovic empleó una de sus canciones de 'bodas' para abrir el apetito de los presentes. Tras unas cuantas de las más populares, las dos cantantes, vestidas con trajes regionales yugoslavos, abrieron el turno (corto) de las canciones sosegadas y reservadas a los 'funerales'.

Tras una media hora de alternancia de penas y alegrías, por fin llegó el grueso del concierto con las mejores canciones de su último disco, "Alkohol". Y es que como si el disco fuese embriagando al cantante y al público, el tono de la música fue subiendo hasta alcanzar un grado extasiante, en el que los que poblaban la pista más parecían estar en un concierto de heavy-metal que de música tradicional balcánica.

A Brégovic se le notó más suelto conforme avanzaba el tiempo, y tras los bises y brindis de rigor (y alguno que otro extra), el compositor se lanzó a pronunciar unas palabras en español para cerrar el concierto con un tema que, ni lento ni extasiante, consiguió con su potencia y majestuosidad calmar a las fieras que en ese momento abarrotaban el Circo Price.

Tres horas de mezcla de música yugoslava con bases occidentales en las que, como en las películas de Emir Kusturica, se observan las dos caras de la actual ex-yugoslavia. Aquella que lucha por mantener sus tradiciones y costumbres y aquella otra que mira hacia Occidente con ansias de integración. Pero como quedó claro en el concierto, dos caras muy compatibles entre sí.
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