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Sebastián Molina

Perder el tiempo

Perder el tiempo

sábado 17 de marzo de 2007, 07:33h
Se acerca el 2 de julio y se continúan discutiendo pajas en la Asamblea Constituyente en Bolivia. O temas importantes, pero para ser debatidos luego de plantearse los puntos estructurales de lo que será la nueva constitución.

¿A nadie se le ha ocurrido comenzar por el principio... o sea, por el artículo uno?

Que donde será la capital de Bolivia, que si la mayoría de edad será a los 16 (pero solo para votar y trabajar), que si al escudo nacional se le cambian las hojitas de laurel por hojas de coca, entre otros. ¿En qué quedó el debate de si el país debía ser plurinacional o multinacional o federal o etc.? ¿Para cuando la definición de si seguiremos viviendo en un estado social y de derecho? Por mencionar algunos temas de fondo.

Extraño lo que nunca ha existido: debates de nivel desde dentro de la constituyente. Mucha bulla, pocas nueces y nulos resultados a 8 meses del inicio de lo que todos los bolivianos esperamos que no termine en lo que ya está perfilando: el peor fracaso político de la historia boliviana en democracia.

Cero avance pero, eso si, mucha, mucha propaganda. Los grandes medios de comunicación, de fiesta. No existen oficialistas ni opositores entre los medios - sobre todo televisivos - a la hora de cobrarle a la gestión que quedará, otro record histórico, como la que más fondos públicos destinó a auto-publicitarse.

Perdemos el tiempo y se acerca del 2 de julio, fecha en que explotará una bomba, sucederá un milagro o algo así, aquí en Bolivia.

¿Por qué digo esto? Pues el oficialismo, desde el poder ejecutivo, ha definido que el sistema de votación de 2/3 de los votos para las decisiones de la Asamblea Constituyente - un triunfo de la ciudadanía que nadie celebró y que de poco han servido a la lenta y triste oposición político partidaria de dentro de la Asamblea - solo funcionarán hasta dicha fecha fatal. El 2 de julio viene el lobo, entramos al paraíso o, saliendo de la ironía, empieza un proceso de resultados imprevisibles en Bolivia.

A menos que el oficialismo apueste, de una vez por todas, por la legalidad y la viabilidad del país, y plantee una prórroga para que la Asamblea pueda seguir sesionando, supongamos, unos 6 meses más.

Pero... ¿qué sucedería si no se cambia esa fecha fatídica?

Si al 2 de julio la Constituyente llega con la Constitución Política del Estado terminada, pero dentro de esa constitución no hay autonomías... ¿quién duda que se armará un conflicto de proporciones mayúsculas?

O, por otro lado, si al 2 de julio la Constituyente llega con la Constitución Política del Estado inconclusa, el oficialismo ha advertido que incurrirá en la ilegalidad, el desconocimiento de la norma y la práctica nada democrática de oficiar las decisiones de la Asamblea con, solamente, el 50 % +1 de los votos de dentro de la misma. La ley de convocatoria fue clara: TODOS los artículos de la nueva constitución deberán ser aprobados por 2/3 de los votos de la asamblea.

No hay que olvidar que este planteamiento, del 50%+1, nace luego de que el mismo presidente festejara una ley que no lo contemplaba y que se desarrollaran las elecciones para constituyentes en las cuales el MAS fracasó en su intento de copar la Asamblea.
El partido en función de gobierno obtuvo el 52 %  de los asambleístas, porcentaje nada despreciable. Pero con ese porcentaje, para poder tener resultados, debe consensuar, dialogar y realizar acuerdos con distintas fuerzas políticas en la Asamblea o, en su defecto, debe "cooptar" asambleístas de las mismas, cosa que no ha descartado y ya cuenta con algunos resultados en ese afán.

Yo me pregunto, si se redacta la nueva constitución desde el desconocimiento de la norma aplicando el rodillo ilegal del 50 %+1 ¿Aceptará la ciudadanía y la comunidad internacional en general una constitución parida -a la fuerza- desde el atropello y el autoritarismo? Sin lugar a dudas que no, así es que debe dejar de interesarle al oficialismo el continuar sosteniendo dicha falacia. Se lo ha demostrado la ciudadanía en movilizaciones multitudinarias, las más multitudinarias de la historia de Bolivia -concentraciones que superan el millón de personas-: ¿Cambios? SI, pero con democracia y respeto a las leyes.

Siendo ingenuamente optimistas, elemento que no hay que perder de vista, puede suceder un milagro. Las fuerzas políticas se ponen de acuerdo, el MAS presenta su proyecto de nueva constitución (cosa que no ha realizado hasta ahora), se la retoca según las necesidades del país, se incluye la autonomía para los departamentos en los que ha ganado el SI en el referéndum para esta temática, se concluye hasta el 2 de julio la nueva constitución, se la envía a referéndum, se aprueba por toda la ciudadanía y todos felices comiendo perdices. Y colorín colorado y vivieron felices para siempre.

¿Quién no quisiera que esto suceda?

Qué triste es ver que la realidad dista mucho de ello, pero no se pierden las esperanzas. Mientras tanto, hay que estar atentos y tratar de impulsar una prórroga de por lo menos 6 meses más para la Asamblea, porque si no, el panorama pinta bastante sombrío. Y en Bolivia lo que más necesitamos es prender la luz.
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