Adiós, Israel, adiós

Definitivamente, las armas las carga el diablo. Y los aventureros políticos que ignoran lo anterior suelen ser víctimas de sus insensateces. Como era previsible la masacre desencadenada por la gélida Tzipi Livni y el laborista Barak contra Gaza, produjo los efectos contrarios a los esperados por los autores de tal disparate. Iniciaron la guerra para recuperarse en los sondeos y retener el Gobierno, pero el disparo salió por la culata y lograron que, como era evidente, la lógica política de la guerra contra los palestinos de Gaza se impusiera en las urnas y acabara fortaleciendo a los ultras como Lieberman y al derechista Likud de “Bibi” Netanyahu que desean la expulsión de los ciudadanos israelíes que son árabes del propio Israel. Los fastos del G-20 en Londres han diluido, hasta cierto punto, el desastre político que se ratificado en Israel con la formación del gobierno presidido por Netanyahu, en coalición con la ultra derecha racista de Avignor Lieberman, nuevo ministro de Asuntos Exteriores del ejecutivo de Tel Aviv. Por lo demás, no tiene ninguna explicación la pirueta del líder laborista, Ehud Barak, que repite como ministro de defensa en el nuevo gabinete, al apoyar a Netanyahu en la nueva coalición y apareciendo como el “tonto útil” de la combinación ultra nacionalista y derechista.

En Israel se ha formado un gabinete de guerra y para la guerra. Y la diplomacia estadounidense, europea y la ONU, deberán ser extraordinariamente firmes y tajantes para evitar una nueva escalada de conflictos en Oriente Próximo. Tal circunstancia se produce en el momento en que EEUU están girando, afortunadamente, a gran velocidad en su visión estratégica de los conflictos regionales y mundiales, abordando la relación con Irán desde otro prisma radicalmente contrapuesto al heredado de Bush, redefiniendo la estrategia y la doctrina en Afganistán y Pakistán, y abordando el laberinto palestino con afanes de mediación y solución definitiva.

Pues bien, el primer problema grave no se ha hecho esperar. El miércoles, Avignor Lieberman, tomó posesión como responsable de la cartera de exteriores rechazando el contenido de los acuerdos de la conferencia de Annapolis, propiciada por la Administración Bush en noviembre de 2007. En Annapolis se instaba a la creación de un Estado palestino, a la negociación territorial entre ambas partes y se rechazaba la construcción de nuevos asentamientos judíos en territorio palestino. Leamos lo dicho por Lieberman: “Quienes piensan que mediante concesiones se ganarán el respeto y lograrán la paz, están equivocados…Aquellos que quieran la paz deben prepararse para la guerra y ser fuertes”.

Solo un insensato imbuido por un frenesí guerrero que busca la expulsión al mar de los árabes y palestinos puede decir y hacer algo así. Espero que Javier Solana y la UE reaccionen con energía. Adiós, Israel, adiós. Repito lo que escribí hace pocos meses. Sois la vergüenza del mundo y un peligro cierto para la paz. Espero que algún tribunal internacional juzgue los crímenes de guerra cometidos por los responsables israelíes en Gaza. ¿Recordáis a los nazis? Resultáis muy parecidos.