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El desconcertante estado de la Nación

sábado 09 de mayo de 2009, 11:27h
-Un crucifijo, un aurresku, una fotografía-



Circula por la Red una fotografía en la que se ve a Patxi López, tras su toma de posesión como lehendakari en Gernika, saludando efusivamente al general de la Guardia Civil de la zona: el pie de esa foto dice “empieza a notarse la normalización en Euskadi”. A mí me parece natural que el responsable de la Guardia Civil -que tan buenos servicios está prestando en la lucha contra ETA- asista a la toma de posesión del nuevo jefe del gobierno de la autonomía. O las víctimas del terrorismo, como Maite Pagazaurtundúa. NO me parece tan natural, en cambio, que por allí no aparezca el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, aunque en el haber de Ibarretxe, el lehendakari saliente, haya que anotar su cortesía de esa jornada, en contraste con su brusquedad y malos modos dos días antes, en la sesión de investidura de López en el Parlamento de Vitoria.

Es, si duda, la noticia de la semana que concluye: el ‘aurresku’ que le bailaron a López frente al árbol de Guernica era, para mí, la foto del mes, mucho más que la ausencia del crucifijo y de la Biblia en euskera que, “desde siempre” había presidido el juramento -ahora promesa- de la toma de posesión de los lehendakaris. Si López no comparte la frase “ante Dios humillado”, ¿por qué habría de emplearla en un país que, como España, es aconfesional? Lo importante es que ha logrado formar un bastante buen gobierno de héroes -hay que serlo para, en estas circunstancias, con la amenaza directa de ETA, atreverse a aceptar una consejería en el nuevo Gobierno socialista vasco- y que la sensatez sigue presidiendo sus declaraciones acerca de cuáles serán sus primeros pasos. Difícil lo suyo, porque pocas veces un gobernante autonómico habrá tenido menos respaldo en su propia autonomía, pero más apoyo en todo el territorio nacional.


-Pero ¿por qué no baja el Gobierno?-

Mi segunda nota en el resumen político de la semana se  refiere a esa encuesta del CIS que demuestra que, con la que está cayendo, la intención de voto al PSOE no disminuye, y que Zapatero, cuyas calificaciones están en baja, sigue, no obstante, siendo mucho mejor aceptado por la ciudadanía que Mariano Rajoy, cuyo índice de popularidad está por debajo del de Josep Antoni Duran i Lleida.

Al PP y sus terminales no se les ha ocurrido cosa mejor que poner en solfa al institucional Centro de Investigaciones Sociológicas. Como si matar al mensajero fuese la solución.

Reconozco que a mí también me extraña que el PSOE y el Gobierno al que sustenta no desciendan más rápidamente en el aprecio del electorado, cuando se comprueba su patente desconcierto ante la crisis, que en España se traduce en una dolorosísima cifra de paro (sí, ya sé que el mes pasado hubo la tercera parte de incremento que en el trimestre anterior, pero eso no puede servir de consuelo, aunque lo digan las dos vicepresidentas al alimón, tras un extraño consejo de ministros extraordinario y deliberante). Hay contradicciones en el Ejecutivo, por ejemplo entre el ministro de Trabajo, cada día más en baja, y su propio secretario de Estado para la Seguridad Social, que se alía con los ‘réprobos’, como el gobernador del Banco de España o el presidente de las Cámaras de Comercio, para decir que, así, el sistema de pensiones va a ser “insostenible”. Y el señor Corbacho, a enfadarse con todos los que no ven la botella medio llena.

¿Por qué no baja (más) el Gobierno en los sondeos, con lo mal que, dicen, lo está haciendo? Quizá no poca culpa la tenga la oposición, que está dando un lamentable espectáculo en Madrid, epicentro de todos los terremotos, sin que Mariano Rajoy ofrezca la impresión de que es capaz de dar un sonoro y contundente puñetazo sobre la mesa de algún importante despacho madrileño. Bueno, al menos han dado el paso de constituirse en acusación particular en el ‘caso Gürtel’.


-El futuro de Gallardón-

Lo más destacado que ha dicho Rajoy en los últimos días ha sido asegurar que él no contempla la posibilidad de que el alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, pase a ocupar el despacho de la secretaría general del partido, María Dolores de Cospedal, muy volcada, es cierto, en su futura campaña para convertirse en la presidenta de Castilla-La Mancha. La especie, lanzada por algún confidencial digital, ha sido desmentida desde todos los lados. Pero yo dudo de que el alcalde de las perpetuas obras sobreviva en el cargo a un éxito o a un fracaso en la presentación de la candidatura madrileña para ser sede de los Juegos Olímpicos.

Todos los poderes del Estado se han volcado -hay quien dice que acaso en exceso- en el apoyo a esa candidatura, aprovechando la visita de los trece inspectores del COI para ver la idoneidad de las instalaciones capitalinas para albergar los Juegos de 2016. ¡Menudo ruido se ha montado en la capital! Hasta el Rey, comparando con Barcelona, que ya albergó los Juegos, ha dicho que va siendo hora de unos juegos “hispanos”. Si nos dan el ‘sí’  a la ‘Olimpiada 2016’, va a ser difícil que Gallardón no intente la escalada, de una u otra forma. Si el resultado es ‘no’, Gallardón, que hay que reconocer que se la ha jugado, se enfrentará, en su estado de zanjas, al hecho de que Madrid  es la ciudad acaso más endeudada del mundo.


-Fin de semana de estudio-

El caso es que tanto Rajoy como Zapatero estudiaron y prepararon este fin de semana -aunque el presidente protagonizó un mitin en ‘su’ coso de Vista Alegre, para dar el pistoletazo de salida a la campaña para las elecciones europeas- sus primeras intervenciones en el debate sobre el estado de la nación, que va a acaparar el interés político de la semana próxima. Dicen que el presidente del Gobierno va a sacar algún conejo visible de la chistera, otra de las ideas que luego dan tanto que hablar, como aquellos famosos cuatrocientos euros, o la bombilla de Miguel Sebastián (por cierto: ¿usted la ha recibido?. Yo no, desde luego). Expectación, pues.
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