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José-Miguel Ullán

José-Miguel Ullán

martes 26 de mayo de 2009, 21:07h

 Leo, a los once de la noche del pasado sábado, un correo electrónico enviado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores  que informa del fallecimiento del escritor José-Miguel Ullán. Y aturdido como estoy a esa hora  por las dos horas de infarto que he vivido por haber seguido, a través de La Sexta,  la retransmisión de la penúltima jornada de Liga en que mi madre – Osasuna -, aun ganando por  0-1 al Barça, continúa en puestos de descenso a Segunda, me siento anestesiado para sentir en ese momento dolor por una persona a la que tanto admiro y por la que siento una inmensa gratitud por su apoyo incondicional allá por 1982 cuando mi libro de poemas Los abanicos del Caudillosufrió la inquisición” – la frase no es mía, sino una frase escrita por  Juan García Hortelano - del Ministerio de Cultura.


 A las 19.15 del pasado domingo, se celebró la ceremonia de incineración en el crematorio del cementerio madrileño de La Almudena, que está casi enfrente del Cementerio Civil,  y nunca olvidaré las incontenibles lágrimas de su esposo Manuel Ferro. Por ser todavía tan reciente la Ley del Matrimonio Homosexual, suena quizá extraño hablar de esposo cuando la pareja está formada por dos hombres. Por eso lo aclaro.  Las hijas de José-Miguel Ullán, Eva y Alba, su yerno Alejandro García Azañedo y su nieto Alejandró Ullán García viven la tragedia más democrática del género humano, la muerte de un ser querido, que deja una huella eterna.

Cuando un ser humano se reencarna, por ejemplo, en nutria, se acuerda del padre, de la madre, de la hermana o del hijo que perdió y siente una tristeza que, por unos instantes, nubla el firmamento. Esas nubes que vemos de vez en cuando en el cielo – y depende del lugar, en algunas partes se ven nubes siempre – saben los meteorólogos, aunque ellos no pueden decirlo, que tienen su origen en esas lágrimas que, aunque a veces las lloremos hacia adentro, las derramamos por el amor a los seres queridos. José-Miguel Ullán rompió moldes.

Como poeta fue más allá de las vanguardias. Ondulaciones. Poesía reunida (1968-2007) recoge sus versos. Como periodista llegó a presentar – y magníficamente – un Festival de Eurovisión. Como subdirector de Diario 16, fundó el inolvidable suplemento Culturas. Como buen escorpio – acordémonos de Valle-Inclán -,  no careció de veneno. Y fue muy generoso con mucha gente. Sin ir más lejos, conmigo mismo.

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