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Operación alta fidelidad

Operación alta fidelidad

martes 27 de marzo de 2007, 18:00h
La que se ha montado,  tras las declaraciones del presidente del Grupo Prisa, Jesús de Polanco, en las que pone verde al PP, no deja títere con cabeza e incluso acusa a la derecha española de ser poco moderna y querer otra guerra civil, es gorda. No tanto por la airada reacción de la dirección nacional de este partido liderado por Mariano Rajoy, que era de esperar, sino porque da la sensación de que su repercusión en la ciudadanía puede tener efectos (¿no deseados?) perniciosos.

El primero, la pretensión de algunos de hacer de la batalla política una guerra de trincheras. Sólo se puede estar a muerte contra unos o con los otros. No hay términos medios, la equidistancia se elimina como opción de análisis y ya sólo hay buenos  y malos. Desaparecen todos colores menos el blanco y el negro, y los matices son expulsados del diseño de esta nueva política que parece ir tomando cuerpo en la mente de muchos de los que mandan en las grandes formaciones parlamentarias.

Ya no se pide a los del partido que sean fieles y leales a sus siglas y directivos. Se exige alta fidelidad, que no tiene nada que ver, en esta ocasión, con la reproducción muy fiel del sonido y sí  con esa lealtad que algunos llaman la fidelidad del perro.

¿Qué se busca con estas acciones/reacciones provocadas por el boicot del PP a los medios de este grupo de comunicación? ¿Aclarar el panorama mediático y realizar una defensa de la libertad de expresión y manifestación? Eso se lo dirán a todos. Polanco tiene todo el derecho del mundo a decir lo que le venga en gana, ya sea a favor de unos o en contra de los otros.

¡Faltaría más¡. Le guste más o menos al PP o a quien sea. Pero la libertad de expresión a la que todos aludimos/aluden casi siempre no está limitada por el cargo o carné del que expone. El jefe de Prisa, que se ha movido "deprisa, deprisa”, se ha apuntado al club de los que epatan en vez de reflexionar. Sí, pero  por eso no hay que dictar pragmáticas contra  él como las que promulgaban, en nombre de la fe, los Reyes Católicos contra el pueblo gitano. Si Rajoy está decidido a ser duro y a expulsar de su paraíso a los que chillan y lanzan improperios, tiene que saber que, si es consecuente, debería mandar a ese purgatorio a algunos de los suyos que más le calientan los cascos para que sea más duro que los hermanos Malasombra, que, por cierto, eran cómicos y absurdos. Lo que dijeron los dirigentes del PP contra Rafael Simancas cuando el PSM erró al  no acudir más a ningún programa de Telemadrid podían aplicárselo ahora a ellos mismos.

Pero eso sería tanto como reconocer que entre el blanco y el negro hay más colores,  y que los matices, a veces,  definen mejor las cosas. Por eso, los que boicotean y los que son boicoteados dan la sensación de que trabajan juntos en esta operación Alta Fidelidad, pensada para que los buenos y los malos estén siempre en el mismo lado de la barrera,  y, como no,  para que entre el PP y el PSOE no haya nada.

De ahí al bipartidismo, un paso. Todo es cuestión de tiempo..
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