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Entrevista a Zapatero en TVE

“¿Presidente, cuánto vale un café?”. “Un café vale 80 céntimos”. “Eso era en los tiempos del abuelo Pachi”

“¿Presidente, cuánto vale un café?”. “Un café vale 80 céntimos”. “Eso era en los tiempos del abuelo Pachi”

· "Nadie se presentará a las elecciones si no cumple al pie de la letra la Ley de Partidos"
· "No hablo con Otegi, y la gente que habla con él es para que rechace la violencia"
· "No soy partidario de que haya imputación del ex presidente Aznar en relación a Irak"
· "Es mi principal deseo que haya un clima político más relajado y con menos tensión"

miércoles 28 de marzo de 2007, 00:21h
“Nadie se va a presentar a las próximas elecciones municipales y autonómicas si no cumple al pie de la letra la ley de partidos”. Palabra del presidente Rodríguez Zapatero en la experiencia piloto en Televisión Española respondiendo a 100 españoles en directo en un plató. Ha sido la primera referencia oficial –y quizá definitiva- contra Abertzale Sozialisten Batasuna, presentada el martes en el Registro del Ministerio del Interior y que puede ser una continuación de la ilegalizada Batasuna. Zapatero ha confirmado que en esa formación “hay indicios de ilegalidad”. Confirmó que hay contactos con Otegi “para que rechace la violencia”, dijo que no hay planes para Navarra y… se mostró contrario a que Aznar sea juzgado por la guerra de Irak. De las cien preguntas previstas, sólo se pudieron formular 42.

Con su mejor sonrisa, Rodríguez Zapatero ha intentado ganarse a la audiencia con ‘talante’ en el programa, inédito, “Tengo urna pregunta para usted”, en Televisión Española, conducido por el periodista Lorenzo Milá y emitido en directo desde los Estudios Buñuel. Pero al presidente le ‘han pillado’ ahí donde sus asesores no le habían preparado: no está conectado con la realidad social.

 Zapatero ha acudido a sus habituales recursos sobre que somos el octavo país más industrializado del mundo, que la economía española “va de cine”, que hemos creado más empleo que nadie, que su legislación social es de las más importantes del mundo y que los europeos nos envidian tanto que España es el país donde prefieren vivir. Pero Zapatero no sabe cuánto cuesta un café en la calle, no ha dado respuesta a la petición de pisos asequibles y no ha sabido explicar por qué ha dado el segundo grado a un asesino como De Juana Chaos.

Como era de esperar, las negociaciones con ETA y todo lo relacionado con ese mundo abertzale, radical, centraron las primeras preguntas al presidente del Gobierno que se enfrentaba al interrogatorio en directo de cien españoles previamente seleccionados. Rodríguez Zapatero ha hecho gala de su mejor talante, sin duda con el intento de ganarse plenamente a la audiencia. Traje oscuro, camisa blanca y corbata a cuadros muy finos, Zapatero sólo falló ante el navarro Jesús Cerdán, que, agobiado por un sueldo mínimo, le formuló la pregunta más simple de todas: “¿Presidente, cuánto vale un café?”. “Un café vale 80 céntimos”. Réplica del navarro: “Eso era en los tiempos del abuelo Pachi”. Lástima, fallo a la primera.

ETA, los etarras y Otegi

 Más allá de la ostensible anécdota, Zapatero defendió casi con ardor la concesión del segundo grado al etarra Iñaki de Juana Chaos: “De Juana estaba lanzando, efectivamente, un desafío” al Estado, reconoció el presidente, pero “la obligación de un Gobierno es valorar todos los elementos, hacerlo con responsabilidad” y velando por los intereses generales. Es decir, la famosa teoría del mal menor. Tuvo que insistir hasta en ocho ocasiones: “El caso de Juana es excepcional. Ahora no podría pasar, porque el Código Penal ya se ha cambiado”. Pero el público no acababa de entenderlo.

Tampoco pareció entender el público –a tenor de las repreguntas- el ‘caso Otegi’, es decir, la retirada por el fiscal Fernando Burgos de la petición de pena por exaltar el terrorismo. En este punto, Zapatero ofreció algunos datos interesantes, aunque perdida ya la sonrisa inicial.

Primero, petición de “respeto por la actuación de los jueces y fiscales, que aplican la ley” –“lo que tenemos que tener es la garantía absoluta es que actúan dentro de la ley”, dijo, quizá como válvula de escape-; segundo que “yo no hablo con el señor Otegi y la gente que habla con el señor Otegi es sólo con un motivo: para que rechace la violencia”; tercero, que “no cabe la violencia y estoy convencido de que llegará el día en que veamos el fin del terrorismo y, por supuesto, la paz”, y cuarto, que para cualquier negociación “primero la paz y luego la política”, porque no puede haber ningún objetivo político que esté sometido a la violencia.

ETA fue, efectivamente, un tema recurrente, como en principio se preveía. Al menos una decena de preguntas le formularon los intervinientes, que mostraron su preocupación por un Gobierno que negocia con terroristas. La pregunta quizá más comprometida fue la de la madrileña Virginia Martín, autodeclarada como votante socialista y que dijo sentirse “engañada y avergonzada” porque “no entiendo cómo un presidente al que yo di la confianza puede sentarse a dialogar con unos asesinos no sé qué… no sé por qué no escucha a los ciudadanos”.

Respuesta previsible de Zapatero, sin perder en este caso –era al inicio del programa- la mejor de sus sonrisas: “Mi obligación es intentar acabar con esta lacra, que es la única grave que tenemos en España”. Porque España, para Zapatero, es un país con un futuro prometedor –otra referencia a la ‘pujanza económica’-  en el que “sólo tenemos un problema grave, aunque el deber del presidente del Gobierno es ponerle fin, que es el terrorismo de ETA”.

 Y en se punto, Zapatero se lanzó por los cerros de Irlanda para explicar que el proceso de paz en el Ulster ha durado diez años, y que aquí, en España, “hay una posibilidad de que ese fin llegue a través del diálogo”. Pero, eso sí, con un mensaje a los terroristas y a los que los apoyan: “Que dejen las armas, que terminen con la violencia y que defiendan sus ideas democráticamente, con la palabra”.

Navarra fue otra preocupación de los asistentes, con respuestas previsibles e irritantes para algunos de los presentes en plató: “Los navarros serán lo que quieran… cualquier fabulación que se haya podido producir en torno a Navarra es absolutamente falso. ¿Me oyen bien?”. Pero no respondió a si pactará con formaciones que buscan la anexión a Euskadi. Se limitó a un “a lo que aspira el Partido Socialista es a ganar las elecciones en Navarra, con nuestro candidato” y “no hay prevista ninguna reforma foral”.

El duro, durísimo clima político

Varias preguntas se dirigieron al duro clima político en el que vivimos, con un grave enfrentamiento entre el PP y el PSOE. Zapatero mostró aquí el mejor de sus ‘talantes’, y acaso talento, porque siguió al pie de la letra el argumentario socialista para la campaña electoral que se avecina: no insultar ni ofender al contrario: “Que estemos unidos es lo que quieren los españoles, es lo mejor para la lucha antiterrorista”, porque “la lucha contra el terrorismo está fuera de la lucha entre partidos”, dijo.

Para el presidente del Gobierno, el PP ha centrado su política en la lucha contra el terrorismo y lamentó que “el PP no me apoye en este momento histórico”. Pero, ¿cuál es la receta para ese mal? Pues… ya que “tenemos un país que goza de una salud democrática admirable” lo ideal es hacer lo que dice que hace él: “Defender mis ideas, sí, pero sin insultar, sin descalificar”.

Y así, en ese plan conciliador salió más bien que mal de la pregunta-tfrdampa sobre si una Corte Penal Internacional quisiera juzgar al ex presidente José María Aznar junto a Tony Blair y George Bush por la guerra de Irak, si él lo entregaría. Respuesta contundente después de explicar que él, Zapatero, es el hombre que trajo las tropas de Irak: “No soy partidario en absoluto” de que se le juzgue por esa guerra.

Otra salida airosa fue al planteamiento que se le formuló sobre la Monarquía, los gastos de la Casa Real y los de la Casa del Príncipe. Mucho recoveco, ninguna respuesta concreta y un atenerse siempre a la legalidad vigente.

“Tengo la impresión de que me ha fallado”

Pero, acaso, la pregunta que más le dolió –más que pregunta, afirmación- fue la de una joven, Rocío, quien le dijo: “Tengo la impresión de que me ha fallado”, en referencia al famoso “no nos falles” que se le gritó a Zapatero cuando ganó las elecciones del 14 de marzo de 2004. Con la sonrisa congelada, Zapatero sólo acertó a responder que “aquella noche fue de emoción, aunque también de dolor. El ‘no me falles’ yo lo he interpretado como que el presidente les dijera la verdad de las cosas, que no les mintiera, que les explicara las cosas…”. Pero la afirmación de Rocío quedó en el aire.

Entre tantas personas, y aunque sólo se pudieron realizar 42 de las cien preguntas previstas a pesar de consumir dos horas de entrevista, variada ha sido la temática, pero la política y los políticos centró casi la primera parte de esta experiencia piloto.

 La pregunta más cruda al respecto quizá fuera la del valenciano Ricardo Almenar, para quien tenemos “políticos incompetentes y corruptos” y los medios de comunicación no son mucho mejores. En definitiva, ¿está obsoleto el modelo político? No, claro, porque el modelo de este país “ha dado un resultado muy provechoso para la sociedad española”, incluso con esta tensión política, “que la hay y es exagerada”. Una “mejora esencial” del modelo es la participación de las mujeres en la vida política y social del país. Y, en defensa de los medios de comunicación públicos, en especial de TVE, dijo de ‘éste’ Ente que ahora “se respira libertad, pluralidad e independencia de los profesionales”.

La ‘buena’ economía, las leyes sociales y la mujer –ley de igualdad, contra la violencia de género, etcétera- consumieron gran parte de las explicaciones presidenciales. Era su ‘lado bueno’, era evidente, y Zapatero supo aprovechar esos puntos por donde menos podían cogerle y por donde podía vender mejor gestión. Aunque algunos les salieron respondones, como María José Carrión, de Castellón, quien se mostró contraria una ley de igualdad entre hombres y mujeres conteniendo cuotas por imposición. “Si no hay medidas positivas para que la presencia de las mujeres sea equiparable a la de los hombres, eso no sucede en la realidad”, diría Zapatero. Y una mala comparación: en su propio Gobierno hay igualdad y son “tan capaces ellas como ellos”, lo que es equiparar la gestión de Pedro Solbes, por ejemplo, con la de la ministra Trujillo, o la de Sanidad. Otro caso distinto es con la vicepresidenta primera.

La inmigración y sus problemas fue el tema preferido por varios representantes extranjeros, que demandaron a Zapatero medidas paliativas para la situación que, según ellos, viven muchos ‘ilegales’ en nuestro país. Zapatero fue categórico en un punto: “No va a haber ningún proceso de regularización general de inmigrantes”.

La vivienda fue otro de los temas preferidos por los intervinientes, sobre todo por los más jóvenes. A ellos les expuso los problemas con los que, en este punto, se encontró al llegar al Gobierno –crecía un 19 % el precio de la vivienda, ahora un 9 %; el dinero dedicado a ayudar a la compra de vivienda era de 3.300 millones euros, que ahora está en 6.800, que beneficia a 700.000 familias del 2005 al 2008 para comprar o alquilar-, pero no dejó muy contentos a muchos al asegurar que “estamos convencidos de que tenemos que apostar más por el alquiler”.

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