Los más veteranos recordarán el día en que el entonces poderosísimo ministro Fraga se vio en la necesidad de responder en el Congreso de los Diputados a la pregunta de si sabía realmente cuál era el precio de un kilo de garbanzos... Como entonces, ahora también se ha buscado comprobar si el jefe del Gobierno, Rodríguez Zapatero está "a nivel de la calle", si sabe realmente los problemas de los ciudadanos. ¿Ochenta céntimos el café? Es evidente que el presidente se quedó un tanto atrás, como le observó el interrogador. Como el café, tan subido tal vez un treinta o un cuarenta por ciento muchos otros productos básicos y elementales. No es menos cierto que Zapatero se sabe al dedillo muchas otras cuestiones: ETA, Batasuna, Otegi, De Juana, inmigración, Irak y Afganistán, violencia de género, leyes de igualdad y de dependencia...
Los periódicos que dan cuenta de esa insólita comparecencia destacan algunas de las manifestaciones más rotundas del presidente: Rechazo que se impute a Aznar por Irak. El único diálogo posible con los terroristas está condicionado a que dejen las armas. "El no nos falles" lo tengo interiorizado y grabado. Nadie se presentará a las elecciones si no cumple la ley. Hay que escuchar al adversario, porque el que tiene ideas profundas y principios claros no necesita insultar. Evitar la muerte de De Juana era la mejor decisión para los intereses generales de España. El que posee ideas profundas e intereses claros no tiene que recurrir al insulto ni a la descalificación continuada.
¿Qué impresión dio, y cuál quiso dar el presidente ante esos cinco o seis millones de espectadores que TVE tuvo en la noche del martes, compitiendo con la serie 'House'? Zapatero se esforzó en poner de relieve que el país marcha, y marcha bien, incluso muy bien. Y que el gobierno se ocupa de que así sea, con leyes adecuadas y en vigor. Pudo dar, en cambio, la impresión, de que en algunas cuestiones ha podido quedar superado por los acontecimientos, o lejos de resolver los problemas: los jóvenes le reclaman más atención a sus problemas, entre ellos el de la vivienda. Por más que tenga grabado su mensaje "no nos falles", es evidente que no ha terminado de complacer aspiraciones y necesidades.
No hay duda de que a muchos de sus fieles "los confirmó en la fe", y los habrá reconvencido para que continúen dándole su apoyo. Zapatero suele convencer a distancias cortas. Falta, sin embargo, por ver cómo se comporta, ante un público parecido, el líder opositor, Mariano Rajoy, dentro de unos días. La comparación resultará inevitable en todos los aspectos: Público preguntante, cuestiones, tono, contundencia, credibilidad, lapsus... Y a partir de ahí, el telespectador, que antes que otra cosa es votante, acaso se incline por una opción.
Si (
No(
