www.diariocritico.com
A qué juega la banda

A qué juega la banda

sábado 31 de marzo de 2007, 16:33h
Evidentemente, hay una esquizofrenia -o división en dos de la cabeza- en la organización terrorista ETA, que tiende a enturbiar cualquier proceso lógico de final dialogado de la violencia. El dirigente batasuno Arnaldo Otegi es una de las víctimas de esa esquizofrenia y división de lo que llaman 'mundo abertzale': de un lado, reclama de manera insistente que sean tenidas en cuenta sus aspiraciones para presentar a las elecciones de mayo como cualquier otra fuerza política, invocando incluso los procedimientos democráticos requeridos, y de otro lado, asiste imponente a contemplar las detenciones de etarras activos y dispuestos a actuar apenas reciban la correspondiente orden.

Da la impresión de que hay dos mundos en ese oscuro territorio de los violentos: uno de ellos querría ya situarse en la situación de cualquier fuerza democrática y decidida a abjurar de toda clase de violencia. Y otro que no se resiste a su condición de criminal muy comprobada y de difícil  marcha atrás.

 El propio atentado contra la Terminal 4 de Barajas, que produjo la muerte de dos ciudadanos ecuatorianos, fue la primera y muy violenta manifestación de esa dualidad insoportable, capaz de romper cualquier esquema, por supuesto, los del jefe del Gobierno, que la víspera, no se podrá olvidar, había garantizar un fin de año y un año 2007 mucho más prometedor en el final de la violencia.

Es seguro que estaba fiándose de la parte racional de la banda, pero que desconocía que 'la parte oscura', los malos, no se resignaban a cambiar de esquemas, de procedimientos ni de metas. Y que seguían perfectamente activos y deseosos de conducir a Euskadi, a base de bombas, a su reino de estado independiente, socialista y hasta revolucionario.

 Es muy probable que la zona lógica de la banda, los Ternera y Otegi, estén impulsando la salida de esta zona de zozobra y de permanente alerta de los ciudadanos, y que en el fondo les gustaría dar el paso de anunciar el final definitivo y total de la violencia, pero saben que en pocas horas podrían verse desmentidos por el área 'irredenta', los viejos bandoleros reforzados con los jóvenes de la kale borroka, nada resignados a ser una fuerza política más, con sus programas políticos y su gestión municipal y sus debates parlamentarios.

¿Cuánto tiempo más se prolongará esta situación de tensión interna, de palabras aceptables y actuaciones sólo dignas de tratamiento policial y judicial?, ésa es la cuestión. Y en qué medida las fuerzas políticas, de manera mayoritaria, pueden aceptar ese doble comportamiento de quienes quieren cambiar de oficio y quienes no se resignan a lo inevitable. De momento, Otegi y los suyos promueven mítines y se comprometen a aceptar las normas, mientras los bandoleros acopian dinamita y se disponen a hacerla estallar con mayor estruendo posible.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios