Concluye congresillo y se prepara nueva Asamblea

Concluyó ayer el trabajo de la llamada Comisión de Legislación y Fiscalización, mejor conocida como congresillo, que llenó desde el final de la Constituyente hasta este jueves el vacío de la falta de Legislatura, como cuestionado instrumento del Gobierno y la mayoría oficialista de Montecristi en el Régimen de transición aprobado al apuro con la Constitución. El predominio absoluto de militantes del movimiento político del Gobierno generó subordinación del congresillo al Ejecutivo. A esta falta de independencia, en el saldo en rojo se suma la falta de fiscalización. Ninguno de las denuncias que han involucrado al Ejecutivo fueron materia de control político. Esa carencia se presenta como el déficit mayor en la mal llamada oficialmente Comisión de Legislación y "Fiscalización".

El trabajo legislativo ha sido dispar: positivo si, para el juicio, solo contara la cantidad de cuerpos legales aprobados. Pero no solo pesa el número sino la calidad de las leyes. Y en algunas de ellas, como por ejemplo el Código de la Función Judicial, empiezan los especialistas a anotar los vacíos y errores. Las aprobaciones contrarreloj en las que se especializó Fernando Cordero y sus asambleístas en Montecristi estuvo también presente en el congresillo, según algunos críticos. Y aunque aquello sea una falsa generalización aplicada a toda la actividad legislativa del congresillo, sí fue allí evidente la escasísima socialización de los debates de los proyectos de ley y del contenido final de estas.

La nueva Asamblea Nacional se prepara para asumir sus funciones: la falta de mayoría absoluta por parte del Gobierno en la nueva Asamblea induce a pensar que esta podrá seguir un camino distinto del que transitó el congresillo y procederá con una mínima independencia. El equilibrio y contra balance de poderes exigen que la Legislatura no termine en apéndice del Ejecutivo. Sería lo más sano para la democracia y para el propio Gobierno.