Hoy se instala la Asamblea Nacional y asumen sus funciones en el país nuevos prefectos, alcaldes, concejales y 3 mil 985 vocales de las juntas parroquiales rurales. En los días previos hemos visto la puja por sus principales dignidades y por la presidencia y composición de las comisiones parlamentarias. Sin embargo, al partido gobiernista se le vio excesivamente preocupado, ansioso y diligente por garantizar una mayoría absoluta.
La mayoría que Alianza PAIS tuvo en el “Congresillo” trató de cumplir al pie de la letra no sólo lo dispuesto por el régimen de transición, sino también las disposiciones del Ejecutivo. Un torrente de leyes se aprobó con relativa rapidez y con no mucho estudio, análisis y debate, según se ha visto a la hora de llevar a algunas de ellas a la práctica.
Pero lo más interesante de este período es el surgimiento dentro de PAIS de matices ideológicos diferenciadores.
Se han visto una suerte de girondinos (derecha) y de jacobinos (izquierda) pugnando primero con discreción y luego abiertamente.
Estos episodios fueron seguidos por el desplazamiento de algunas figuras de las candidaturas a puestos clave en la Asamblea. Esto nos lleva a conjeturar que la unanimidad que exigiría una radicalización de la revolución ciudadana podría verse en peligro.
Con una oposición inorgánica y fragmentada, PAIS no debería tener preocupaciones a largo plazo. Hoy, pues, comienza un nuevo capítulo en la historia de la democracia ecuatoriana. Sólo nos queda por hacer votos porque siga siendo democrática.
Si (
No(
