www.diariocritico.com
La televisión como comodidad hipnótica

La televisión como comodidad hipnótica

lunes 10 de agosto de 2009, 07:43h

 La comunicación masiva, sobre todo la televisión y las múltiples ofertas telemáticas por medio de Internet y emisiones a través de los sistemas de suscripción, representan hoy lo más sobresaliente, tanto de la tecnología como de millonarios negocios que usan el satélite. Mucho se discute e investiga sobre los efectos de la televisión y el mundo evanescente en Internet: si deforma o contribuye a la salud mental de los niños, jóvenes y adultos.

Al mismo tiempo, se ha debatido bastante acerca de cómo las tecnologías de información y comunicación son los supuestos monstruos ideológicos que difunden el consumismo y la mercantilización de la sexualidad o el morbo. Por lo tanto, jamás veremos ponerse de acuerdo a los que condenan especialmente a la televisión – condena que alcanza la intensidad de una profecía apocalíptica – con aquellos que endiosan las posibilidades ilimitadas de una tecnología que hipnotiza nuestra vida cotidiana convirtiéndola en una realidad virtual permanente.

 Lo que es más interesante analizar es cómo evitar, en términos prácticos, quedar totalmente confundidos por la enorme oferta espectacular y comunicacional que se difunde mediante las tecnologías de información. Miles de canales, centenares de distracciones, brutalidad y caos son el horizonte temático inabarcable. Por lo tanto, es vital desarrollar estrategias de selección para separar el trigo de la paja, siendo que todo está a nuestro alcance y depende solamente de ejercitar cierta capacidad de elección para no dejarse amodorrar por los medios masivos. Éstos actúan en la medida en que la comodidad de la voluntad humana es arrastrada por la simplicidad y el impulso acelerado de la comunicación virtual que bombardea con ofertas informativas, educacionales y lúdicas de todo gusto y sabor. La misma ciudadanía decide abandonarse a una comodidad que hipnotiza sus inclinaciones, pues es más fácil plagiar trabajos que están vagando en Internet, recurrir a la piratería para no tener que esforzarse en los propios emprendimientos y seguir la programación desordenada de la televisión por cable.

 La televisión y las tecnologías de comunicación nos enfrentan a una necesidad imperiosa: hacer uso de nuestra voluntad y la máxima capacidad para auto-formarnos, obligándonos a desarrollar una habilidad en la toma de decisiones a la hora de escoger un canal o recurso informativo. Si la televisión y la red global de Internet brindan un arsenal de posibilidades educativas, es fundamental elegir dónde y en qué formarse o informarse. Si la oferta es, en todo caso, sexo, violencia o espectacularización de la vida diaria, también se abre la alternativa para elegir qué tipo de actitudes asumir ante el abuso comunicativo, y específicamente ante el hastío de ver casi siempre lo mismo.

 Las tecnologías de información y comunicación no necesariamente rompen nuestras facultades críticas; en todo caso, promueven un retumbante dolor de cabeza y estimulan la flojera por conveniencia. Para reducir esta migraña e hipnotismo, debe activarse una nueva disciplina que viabilice nuestra capacidad de decisión. Quiérase o no, cuando decidimos estamos siempre con la posibilidad de gobernar lo que queremos y no queremos, qué vamos a hacer o no.

 Este es el perfil positivo y optimista frente al llamado de sirenas mediático cuyo efecto no previsto por la propia televisión e Internet es, en cierta manera, promover reacciones impredecibles y en cadena de millones de seres humanos que tarde o temprano decidirán deshacerse del dolor de cabeza. Lo importante es no hundirse en el facilismo para tener todo a la mano.

Franco Gamboa Rocabado, sociólogo, miembro de Yale World Fellows Program, [email protected]

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios