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La improvisación, mala consejera

La improvisación, mala consejera

viernes 21 de agosto de 2009, 12:08h
Este jueves, aquí mismo, mencionaba a un amigo que pertenece al círculo  de profesionales que asesoran a Rodriguez Zapatero,  cuando éste me comentaba que el Presidente se siente "rodeado de inútiles". Hablaba de lo mal que se lo ha montado Celestino Corbacho con el tema de los 420 euros para los parados y más o menos insinuaba que este tipo de acciones gubernamentales forman parte, a juicio del propio ZP,  de las iniciativas de un grupo de profesionales bastante mediocre en lo que a sus  capacidades profesionales en el ámbito de sus actuaciones se refiere. En otras palabras. Da la sensación de que ZP echa de menos a Pedro Solbes. Al menos, el ex vicepresidente, con distanciamientos, discrepancias, y, otras veces, acercamientos, sabía perfectamente las consecuencias de cada una de  las decisiones que se adoptaba. Zapatero lo sabía y ahora se da cuenta de lo que ha perdido: "nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde",  sabio dicho popular.

   En este rosario de despropósitos que parece haberse convertido la política económica del Gobierno, ahora surge el debate en torno a la fiscalidad. Melón  que ni la propia Salgado, audaz como ignorante que es, se habría atrevido a abrir de no ser porque "el jefe", el que ejerce de "número dos" socialista, el gallego José Blanco sin el cual Zapatero no sería nadie ahora,  sí los tiene bien plantados y se atreve a  lanzar un órdago demasiado fuerte:. Subir los impuestos a los mas ricos para sufragar las necesidades de los mas necesitados, es una política redistributiva y socialista. Si. Probablemente sea la única acción auténticamente socialista que se habría atrevido a llevar a cabo el PSOE desde la restauración de la democracia en este País.

   El problema es el de siempre: improvisando no se obtiene buenos resultados. Y las manifestaciones de Blanco parecen más bien, fruto de la improvisación que de otra cosa. Y la improvisación es muy mala consejera.

   Subir los impuestos a los más pudientes se contradice con muchas cosas: con la bajada del impuesto de Sociedades, con la  última reforma  del IRPF, con la desaparición del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, con la desaparición de la carga impositiva de algunas transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados. Todas estas figuras impositivas que he mencionado, resulta que tienen que ver, más o menos, con operaciones en las cuales se manejan grandes cantidades de dinero: negocios que dejarían de hacerse si sobre ellas se ejerce mayor presión que la actual. En eso lleva razón Javier Arenas cuando dice que "subir los impuestos sería una agresión al empleo". Porque sería una agresión al empleador. Y en este país se tiene la fea costumbre de pagar los sobrecostes en forma de puestos de trabajo. Hablemos de una vez alto y claro sobre este asunto del que se está haciendo demasiada demagogia.

   Mala suerte, Pepe Blanco. Tu idea es de Compañero, con mayúsculas. La suscribiría no sólo el mismísimo Pablo Iglesias, sino también Keynes y todos los pensadores socialdemócratas. Pero estamos en España, en el Siglo XXI, y tenemos a un presidente de la patronal que está exigiendo a gritos rebajas en "los impuestos sociales", como ellos llaman a las cuotas empresariales a la Seguridad Social. Como para ponerse manos a la obra en otros conceptos fiscales. Vamos, que Zapatero dura menos, entonces, que un caramelo a la puerta de un colegio.


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