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Mirarse a los ojos

Mirarse a los ojos

jueves 23 de noviembre de 2006, 21:34h

Interpretar si el proyecto de Ley de la Ministra holandesa liberal de inmigración, Rita Verdonk, apodada “Rita de Hierro”, propuesto y aprobado por el Consejo de Ministros tres días antes de las elecciones, para prohibir el uso del burka -el velo que se ata en la cabeza y que cubre la cara salvo una raja en los ojos- en las escuelas, en los trabajos, en los trenes y autobuses, y en los Tribunales de Justicia, alegando motivos de seguridad, ha sido decisivo en las elecciones holandesas no es tarea fácil, porque desde luego, la Ministra perjudicó con su dura política de inmigración a su partido los liberales del VVD, que perdieron 6 escaños y que han puesto en peligro la coalición de gobierno de centro derecha, aunque si se quiere ver de otro modo el Partido para la Libertad PvdV, de extrema derecha anti-islámica y anti-inmigración que se estrenaba en estas elecciones, ha obtenido 9 escaños y que su líder Geert Wilders, es el que primero presionó para la ilegalización del burka y para la expulsión de los miles de inmigrantes ilegales.

Lo cierto es que el líder socialista, Jan Marijnissen, ganador moral de las elecciones, fue muy humano, muy sencillo y muy hábil cuando recordó en la TV el caso de una pensionista que se quejaba de los cuidadores del hogar de ancianos donde vivía porque no tenían tiempo para ella, y esta imagen de apoyar a la pensionista es la que le ganó al líder del ahora, tercera formación política de su país, el aplauso de la audiencia por más que los europeístas tengamos que recordar que Jan Marijnissen en el referéndum sobre la Constitución Europea.

Y este mirarse a los ojos que permite el burka, ver sin ser visto como la metáfora que señala Foucault en referencia al panóptico de Benthan, es el que exhibe Putin cuando habla de una “Europa única” en la que no vislumbra campos que estén “cerrados” para edificar un consorcio estratégico basado en la igualdad de derechos las explicaciones comunes y los valores universales y decir que no basta vivir solo al día y que hay que ver que queremos hacer juntos dentro de unas décadas. Y el error de Putin si la Cumbre no progresa es pensar que los países europeos todavía no tienen claro si la Unión Europea sigue siendo una agrupación de naciones o si va a adquirir funciones supranacionales (sic) tal y como escribe y probablemente piensa, porque ya en la cena de Lahti, pudo ver claro que Europa va a hablar con una sola voz, que en este caso tiene que apoyar a Polonia y que no puede cambiar energía por derechos humanos. Así que lo importante no es que haya o no haya un acuerdo en la XIX Cumbre UE/Rusia, sino encontrar el verdadero nivel de la relación bilateral en función de los valores, de los equilibrios y de los intereses europeos de una parte y rusos de otra. Y lo demás, incluida la bonita idea de la Europa única no forma parte de la agenda actual, si no de un futuro de costosas transformaciones en progreso, en libertad y en democracia.

 Rogelio Pérez Bustamante es Chaire Jean Monnet y Catedrático de Historia del Derecho de la URJC.
 
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