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¿Adiós a las remesas?

lunes 07 de septiembre de 2009, 20:15h

En los últimos años las remesas han cobrado una importancia cada vez mayor en América Latina. El volumen de los flujos se disparó al alza, pero la crisis global ha comenzado a ralentizar en los últimos meses los envíos de dinero que los emigrantes hacen a sus países de origen. De hecho, en su último informe sobre remesas (08/09), el Banco Interamericano de Desarrollo anticipa que en 2009 la caída podría afectar a casi 4 millones de personas en toda la región. Las remesas caerán 11% respecto a 2008, para situarse en 62 mil millones de dólares.
Esta cifra no deja de ser muy respetable. Como en años pasados, el volumen de las remesas seguirá siendo muy comparable a los flujos de inversión extranjera directa. Las remesas tienden a caer menos que éstos, y se muestran menos volátiles que otros flujos de capitales, incluidos los de inversión directa o de cartera. No deja de llamar la atención la orientación a la baja. En el primer semestre de 2009, según el Banco Mundial, las remesas cayeron 7% en República Dominicana, 10% en El Salvador y otro 10% en Guatemala. En México las remesas sumaron poco más de 11 mil millones de dólares, lo que significó una reducción anual de casi 12%.

Cabe matizar este descenso, ya que los efectos del tipo de cambio limitan la reducción real. Si bien las remesas están experimentado un bajón nominal significativo en México, la depreciación del tipo de cambio del peso contra el dólar compensa las menores cantidades de dinero enviadas. El problema afecta más bien a aquellos que han perdido sus empleos en EU y han dejado de enviar remesas. El análisis de los efectos de este parón merece un análisis más detallado; las estadísticas suelen ser demasiado áridas y no capturan realidades individuales que pueden ser dramáticamente diferentes. En México, por ejemplo, los estados de la Federación no se están viendo afectados de la misma manera: en Chiapas y Tabasco las variaciones anuales alcanzaron 25% durante el primer semestre del 2009 en comparación al mismo periodo de 2008, mientras en Colima todavía registraban un aumento de 1.6% y en estados como Baja California o Nayarit los descensos eran inferiores a 6%.

Los datos de los envíos desde España, junto con EU, arrojan alguna luz sobre lo que está ocurriendo. La crisis en España golpea especialmente a los inmigrantes. En promedio, el total de remesas enviadas desde España hacia los diferentes países receptores ha disminuido algo más de 7% entre 2007 y 2008. La crisis no se ceba de manera igual con todos y algunas comunidades de inmigrantes se ven más golpeadas que otras: los ecuatorianos y dominicanos son relativamente los más afectados, con descensos de más de 18 y de 16%.

Los envíos a familiares en el país de recepción varían en función de las rentas disponibles de los trabajadores en los países de emisión. Ésta obviamente disminuye cuando los trabajadores pierden sus empleos, se recortan sus sueldos o reciben menos ingresos. Así, los giros a los países de origen caen conforme lo hace el número de sus inmigrantes dados de alta en la seguridad social. Los tres principales países de recepción de remesas de España son Colombia (1.5 mil millones de dólares en 2008), Ecuador (casi 1.3 mil millones) y Bolivia (casi 800 millones). En los tres casos los envíos han disminuido: casi 9% en los casos de Colombia y Bolivia y el ya comentado 18%, el mayor descenso relativo registrado. Un fenómeno interesante es el de las remesas hacia este país, que han caído pese a aumentar el número total de sus afiliados. Remesas.org apunta que una explicación posible es el impuesto sobre remesas decretado por el gobierno boliviano a finales del 2007.

Algunos países tienen una fuerte dependencia de las remesas, como es el caso de América Central. En Honduras, el flujo de éstas ha disminuido en más de 8% en el primer semestre del 2009, ubicándose por debajo de los 1.3 mil millones de dólares. Se estima que las remesas que se dejen de enviar desde España pueden tener un impacto de hasta 0.65% sobre el PIB de Ecuador o de 0.60% sobre el de Bolivia, según el think tank remesas.org. Más importante será el efecto sobre las economías centroamericanas, andinas o caribeñas del descenso de las remesas procedentes de EU, donde se concentra la mayoría de emigrantes de estos países. El próximo informe Perspectivas Económicas de América Latina 2010, de la OCDE, analiza las implicaciones que este reequilibrio de las remesas tendrá en el desarrollo de la región.

Hay otro efecto importante: el impacto de las remesas sobre las democracias en América Latina. Académicos como Glen Biglaiser y Karl DeRouen han demostrado que las remesas tienden a dirigirse más hacia estados democráticos que autoritarios. Otros analistas, como Tobias Pfutze, concluyen que los inmigrantes han sido agentes de difusión democrática, en particular en el caso de México antes de la transición política del 2000, donde las remesas incrementaron la probabilidad de victoria de los partidos de oposición. La relación entre remesas y democracias invita sin duda a más análisis y estudios. Lo que está claro es que la reducción nominal y real de estos flujos hace más vulnerables a los segmentos de población más pobres del continente y amenaza con potenciar el descontento social y político.

La inestabilidad política y social de hecho ya se aprecia en el continente, como lo demuestra Honduras. La disminución del colchón de protección que las remesas representan para amplios sectores en toda la región, invita a encontrar mecanismos compensatorios. Uno de ellos puede ser potenciar el papel contracíclico de la ayuda al desarrollo, como hemos argumentado en un trabajo publicado recientemente (Emmanuel Frot y Javier Santiso, Development aid and portfolio funds: Trends, volatility, and fragmentation, OECD Development Centre, Working Paper, 275, Diciembre 2008). De hecho, EU y España, las dos principales fuentes de envío de remesas hacia América Latina, son también los mayores donantes. Este esfuerzo sólo se puede alabar.

Ojalá otros países donantes también pongan en su radar a América Latina, aumentando la eficiencia, el volumen y la naturaleza contracíclica de su ayuda. Sería la mejor cooperación posible hacia una región que ha apostado de manera decidida por la democracia a lo largo de las últimas décadas.

 

Director del Centro de Desarrollo de la OCDE

Opinión extraida del Periódico El Universal de México 07/09/2009

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