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Debate de investidura en el Parlament

Mas reprocha a Montilla su falta de pasión catalana

Mas reprocha a Montilla su falta de pasión catalana

· El presidente de CiU añadió a las críticas al ex ministro socialista llamarle "funcionario"

viernes 24 de noviembre de 2006, 11:32h
Con los papeles repartidos, en la segunda jornada de la sesión de investidura, cuyo resultado final, el de Montilla president, es conocido de antemano (aritmética parlamentaria manda), los que intervienen en nombre de sus respectivos grupos parlamentarios hacen y dicen lo que se espera de ellos. Todos se ciñen escrupulosamente al libreto, aunque un mismo argumento operístico pueda desarrollarse en forma de sainete, astracanada, comedia, tragicomedia, melodrama, drama de los de llorar o tragedia de aquellas en las que se lamentan los protagonistas por la pérdida de su paraíso. El registro va por cuenta del actor, mientras los diputados ejercen el papel de coro o de claqué.

Una ópera es el conflicto que se plantea entre el tenor que se quiere llevar a la soprano y el barítono que se opone. Y, por medio, ir llenando el tiempo. Y así, Artur Mas, presidente de la federación de Convergència i Unió, salió a representar su papel. Las urnas, el 1-N le adjudicaron el de tenor lírico. Y se ciñó a él, con una larga aria de cuarenta minutos en la que no dio, en ningún momento el do de pecho.

Comenzó felicitando a todos los miembros de la cámara”: Todos juntos somos una parte del pueblo de Cataluña (...) Y de la soberanía del pueblo catalán”. Y también felicitó al candidato Montilla a nivel personal. Y dijo respetar las reglas del juego: “llega a la investidura de la mano de un nuevo tripartito. Tienen todo el derecho a constituirlo”. Pero el conflicto ya estaba planteado, y tocaba el turno a los reproches preelectorales: “¿No creen que el pueblo de Cataluña, antes del 1 de noviembre, debía conocer sus intenciones reales?”.

Aceptando la legitimidad, al modo hegeliano, se fue por la tesis, la antítesis y la síntesis. Más reproches al nuevo tripartito. Más reproches al anterior. Y la declaración: CiU pasa a la oposición, pero

“Seguiremos actuando con sentido de país. Y lo seguiremos haciendo, porque nosotros somos así”. Y una entrada en el terreno del respeto, que lo habrá, pero, eso sí “seremos contundentes y si es preciso implacables contra el desgobierno”. Y un recuerdo al pasado, que fue el presente de anteayer: “Ese tripartito, tal y como actuó, fue una fábrica de abstencionistas”. Y Mas siguió hurgando en la herida (¿supuesta?) de la incoherencia de antes y del después: “Los expulsados del Gobierno vuelven a él de la mano de quienes les expulsaron: premio a la coherencia política”, en alusión a la marcha de ERC del Gobierno de Pasqual Maragall.

Cambiando de registro, el presidente de los nacionalistas conservadores pasó a diseccionar –la verdad, sin demasiado detalle—el programa farragoso presentado ayer por el candidato. Y atacó a la idoneidad de Montilla y la de su futuro gobierno: “¿Es bueno para Cataluña –declamó—repetir esa fórmula de gobierno?”. Como el valor en la cartilla militar, retóricamente Mas, supuso que José Montilla tiene pasión por Cataluña. Planteada la cuestión, la estocada: “Ayer propuso una Cataluña de primera (...) pero tal y como lo hizo yo entendí que era una Cataluña de segunda”. Y la gran negación del programa de gobierno esbozado ayer por el candidato:

“Nos proponen un gobierno de la Generalitat que sea una gestoría. Bien llevada, pero una gestoría (...) un gobierno de suma cero”.

Tras dar un repaso a las cinco líneas maestras del programa del candidato, naturalmente para ponerlas en solfa, Artur Mas

habló de infraestructuras, diciendo que algunas no se llevarán a término por las divergencias internas del nuevo tripartito. Y que el debate, dijo: “No está en cemento sí o cemento no. El cemento que haga falta pero bien puesto”. En los escaños socialistas se vieron algunas sonrisas malévolas.

Artur Mas concluyó su intervención diciéndole al candidato: “Creo, señor Montilla, que su gobierno es el peor para desarrollar el Estatuto de Autonomía”Y, luego, le hizo una recomendación: Ocúpese también del alma del país: las emociones, los sentimientos, los anhelos, los sueños de los catalanes”.

En su réplica, José Montilla, el candidato, como barítono que defiende su asedio a la soprano (en este caso la presidencia de la Generalitat) volvió a insistir en su programa de gobierno, rebatiendo, de nuevo, los reproches sobre los pactos decididos antes de las elecciones. Y un contraataque directo: “Señor Mas, ¿y qué había de los suyos?”. Reitera también el candidato sus ofertas de pacto para los grandes temas de país. Y le acota el terreno a Mas, tras la última legislatura: “Usted ha demostrado, durante estos tres años, que, desde la oposición, se puede ser útil a Cataluña”.

Montilla y Mas, ya en los turnos de dúplicas y contrarréplicas se enzarzaron en puntualizaciones. Montilla, finalizando, para defender, de nuevo, la viabilidad del proyecto que encabeza, le aclara a Mas que, “nos hemos puesto de acuerdo para gobernar Cataluña con unas prioridades de gobierno y un horizonte que es el de cuatro años de legislatura”. No hubo pasión lírica. No tocaba. Partitura y libreto eran otra cosa.

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