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Comer, beber y convivir

Comer, beber y convivir

viernes 13 de abril de 2007, 12:35h
Desde mediados del siglo XIX, la Feria de Abril de Sevilla provoca que esta ciudad se llene de festividad, color, tradición, cantos y bailes por sevillanas, mucha comida y mucha manzanilla y vino fino. Junto con la Semana Santa, la Feria de Abril supone una de las grandes celebraciones de esta ciudad.
Todo comenzó cuando dos concejales del Ayuntamiento de Sevilla, el vasco Ibarra y el catalán Bonaplata, crearon una feria de ganado con la finalidad de impulsar la economía de la zona, pero pronto tomó un carácter festivo y adaptando las formas populares de de Sevilla: en las casetas, cuyo origen son las tiendas que montaban los tratantes de ganado para alojarse, se canta y baila por sevillanas, siendo además un espacio donde comer, beber y convivir es primordial. En cuanto a la vestimenta, es tradicional en los hombres el traje corto, con botos y sombrero de ala ancha, y, en las mujeres, el traje de faralaes de vistosos colores y orlando de volantes.

A lo largo de sus 150 años de existencia, la Feria de Abril de Sevilla ha creado también un vocabulario propio que expresa las maneras de entender y vivir una fiesta que para muchos es única. Las voces albero, alumbrado, baile y cante, buñoleras, calle del Infierno, callejero, cartel, carruajes y caballos, horarios del ferial, etc., han adquirido definiciones propias en las que son ya innumerables interpretaciones costumbristas firmadas por destacados escritores y periodistas de cada época.

En el Real de la Feria se instalan más de mil casetas: familiares, peñas, entidades, distritos (éstas últimas de entrada libre), y en la calle del Infierno más de 400 actividades feriales. Al ser la mayoría de las casetas privadas, es aconsejable acercarse a la Feria con gente sevillana, que nos guiarán en su ruta habitual por las casetas de conocidos y amigos. Hay que diferenciar también el la Feria de Sevilla el día y la noche. Durante el día el protagonismo lo adquiere el Paseo de caballos, y en la noche la estrella es el flamenco y las copas hasta altas horas de la madrugada.

Una vez que atravesamos la entrada simbólica al Real de la Feria se entra en otro mundo. Esta entrada monumental es la Portada, montada con  paneles de  colores y fastuosamente alumbrada de bombillas. Su iluminación, en la noche del “Lunes del alumbrao” marca el comienzo de la Feria. La diversión está asegurada.
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