www.diariocritico.com
La historia de Kinito según el ex policía Amedo

La historia de Kinito según el ex policía Amedo

viernes 25 de septiembre de 2009, 20:53h
"La conspiración. El último atentado de los GAL", José Amedo. Espejo de Tinta, Madrid, 2006
Esto es lo que dice José almedo sobre Kinito, páginas 51 a 54:



LOS INFORMADORES DE INFORMACION

 

         En Bilbao yo continuaba manteniendo contactos frecuentes con Mario Onaindía, con Salvador González Batiz, con Jon Idígoras y, entre otros, con Santiago Brouard Pérez. Captaba también, de forma sinuosa y delicada, a otros colaboradores que aportaban datos sobre el mundo radical; pero recuerdo de manera muy especial al dirigente José María Urquijo Borde, Quinito, quien llegó a ocupar cargos relevantes en el movimiento abertzale.

         Cuando se practicó la detención de Quinito en 1981, éste era miembro del sindicato abertzale LAB. Yo le traté con delicadeza y más adelante le facilité la renovación del Documento Nacional de Identidad sin que tuviera que presentarse en comisaría, porque él sentía aprensión por todo lo policial. De esta forma empecé a conseguirle algunas cosas que le resultaban necesarias y a ganarme su colaboración.

         El primer contacto serio se estableció en un restaurante situado en el límite de la provincia de Vizcaya con Santander. Allí, con otros componentes de mi grupo, preparamos una grabación a distancia de lo que hablábamos. Yo procuré tratar de situaciones que resultasen comprometidas y aquella grabación resultó definitiva en la captación de Quinito. Los primeros meses de contactos fueron creando la situación idónea para ponerle al corriente de la existencia de aquella cinta. Esto le sorprendió profundamente, pero muy pronto entró en la dinámica habitual del colaborador: cobrar dinero.

         Nuestras citas eran siempre en lugares sumamente discretos. Quinito tenía un miedo tremendo a ser detectado por sus compañeros de coalición y yo no quería "quemar" a un hombre que resultaría fundamental por las numerosas informaciones que terminó facilitándonos. Solíamos quedar en carreteras secundarias o en habitaciones de hoteles. Intentábamos que se integrara cada vez más en la coalición abertzale, hasta que llegó a ocupar cargos relevantes tanto en la mesa nacional de Herri Batasuna como en HASI, el partido ilegal dentro de la coalición.

         Gracias a él se consiguió por primera vez la composición de los comités ejecutivo y central de HASI. Las reuniones de este partido eran siempre clandestinas y los papeles que se manejaban en ellas se destruían a la salida, así que la información de los comités de HASI la trajo apuntada en la palma de la mano, en la que había escrito a bolígrafo todos los nombres de los dirigentes. Cuando me pasó la información estaba muy nervioso. Jamás hasta entonces se había conseguido penetrar en el interior de este grupo radical, a través del que ETA impartía sus instrucciones.

         Cuando yo incluí esos comités en un informe, el CESID mostró un interés desmedido en hacerse con él y con otros datos que obraban en mi poder, por lo que incrementaron los contactos que mantenían conmigo. Fue un verdadero éxito, y no es que yo quiera apuntarme ningún tanto. Por primera vez se atisbaba el interior del grupo que dirigía la coalición abertzale, lo que originó situaciones extrañas, recelos y envidias entre los servicios de información del Estado.

         Quinito y yo mantuvimos una larga y fructífera relación, incluso cuando aparecí públicamente vinculado a los GAL. Poco antes de mi entrada en prisión, estuvo a punto de facilitarme la infraestructura del peligroso comando Araba, detenido posteriormente por la Guardia Civil durante un tiroteo. Pero para entonces él ya me había revelado datos importantes de otros comandos que operaban en la provincia de Vizcaya. En múltiples ocasiones pasó a Francia siguiendo mis instrucciones. Allí contactaba con distintos miembros de ETA y; muy especialmente, con Etxeberria Iztueta. A su regreso me facilitaba importantes e interesantes datos que daban lugar a largos informes.

         Esta relación resultó ser muy útil para la lucha antiterrorista. Una vez conseguí convencerlo para que se hiciera con una copia de las llaves de la sede bilbaína de Herri Batasuna, en la calle Astarloa, y posteriormente con las de la sede de Vitoria. Con esas llaves podríamos penetrar de noche en dichas sedes y fotocopiar o fotografiar los documentos que guardaban en sus locales. Ambas operaciones tuvieron éxito y propiciaron la recogida de numerosa información.

         A finales de 1986, por razones que desconozco, nuestra relación fue detectada por dirigentes y compañeros de su propia coalición y, después de que el abogado José María Montero Zabala comunicara esta situación a la dirección de ETA en Francia, la organización decidió que iba a asesinarnos juntos. Para ello esperarían a localizarnos durante una de nuestras múltiples reuniones. Pero a mí me advirtieron los servicios secretos franceses y tomé las máximas precauciones posibles para mi siguiente cita con Quinito. Decidimos montar un dispositivo en el hotel Gasteiz, en Vitoria, fingiendo una reunión con una persona de similares características físicas a las de mi informador para sorprender al comando que tenía instrucciones de ejecutarnos. Nunca le dije que conocía las intenciones de ETA desde hacía meses. Cuando sus compañeros le descubrieron, lo tildaron públicamente de traidor. Recientemente fue detenido en México y está en la cárcel, pendiente de extradición.

         Quinito fue el primero en hablarme de la futura escisión del PNV. La coalición abertzale tenía un topo dentro del PNV que detectó su futura escisión, circunstancia de la que me puso al corriente. Esta filtración dio lugar a numerosos informes de suma importancia para la política que a partir de entonces se seguiría en Euskadi.

         Con Quinito realicé en 1984 un viaje a Cuba. Él iba al frente de una delegación de cincuenta miembros de Herri Batasuna. Aunque yo viajaba en el mismo avión, no nos hablamos durante el trayecto. En todo momento estuve al corriente de los contactos que realizaba HB en la isla caribeña, así como de los miembros de la coalición. Entre ellos se contaban integrantes legales de ETA que pasaban desde allí a Nicaragua para ser adiestrados en el manejo de armas y explosivos en el país sandinista. Con todo ello elaboré un valioso informe con numerosos datos que luego sirvió para la detección de futuros integrantes de comandos legales de ETA…
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios