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Camps se defiende atacando

Camps se defiende atacando

viernes 02 de octubre de 2009, 11:30h
   A lo largo de muchos días del interminable "caso Gurtel" hemos tenido oportunidad de ver reacciones de defensa, de agresión, "pases toreros" o silencios cautos, por parte de los afectados, principalmente Rajoy y Camps, Camps y Rajoy. Unas veces se han defendido, otras han venido a admitir alguna culpa, pero en las más habituales ocasiones han procurado no dar la cara abiertamente a una situación en todo caso incómoda y molesta. Hace unos días, cuando a Rajoy se le preguntaba por lo que iba a hacer Camps, respondía que también los valencianos quieren que los Juegos Olímpicos se desarrollen en Madrid.

   Y ahora, cuando a Camps se he la preguntado por las medidas "contundentes" que le ha reclamado su secretaria general, Dolores Cospedal, ha tenido la ocurrencia de reclamar que dimita Zapatero.  Pero resulta evidente que el caso persigue a los máximos responsables del PP y del PP valenciano, Rajoy y Camps, y que la persecución no cesará hasta que la mano larga y áspera de la Justicia no termine de alcanzar a los políticos y determinar sus responsabilidades y forzarlos a que asuman las correspondientes taras de vigilancia sobre "los suyos". , y que su suerte estará ligada a Camps durante mucho tiempo más, como quiso estarlo cuando estaba necesitado de otras ayudas de "barones" en su propio partido, en vísperas del Congreso de Valencia.

   Visto con distancia, el asunto pudo haberlo resuelto con una orden de que se proceda al cese o dimisión de tres o cuatro elementos decisivos, tanto en el PP-Gurtel valenciano como madrileño. Parece probable que en el PP madrileño intervino, pero prefirió abstenerse con su amigo Camps, y le dedicó tiempo y esfuerzo para mantenerlo en su doble cargo de presidente del PP valenciano y presidente de la Comunidad valenciana. Ahora ya Rajoy contempla que aquellos apoyos le están pasando factura, por causa de la obstinación de Camps a seguir manteniendo lo que nadie cree: que él se pagó los trajes de las dádivas de El Bigotes, que la trama Gurtel no era ajena a esa clase de dádivas y favores y sí era una forma de agradecer contratos que de otro modo le hubiera resultado mucho más difícil o imposible conseguir, y finalmente, que la Gurtel llegó a ser vía de financiación corriente del Partido popular valenciano, ni más ni menos.

   Hoy cuenta el diario El País, principal fuente de información sobre tan prolongado asunto, que  el fiscal cree que la Trama Gurtel pretendía poner en nómina a Camps, y que los regalos a cargos públicos pueden ser cohecho, aunque no busquen una contraprestación inmediata. La historia de Gurtel ha ido de menos a más: de unos trajes de regalo a la financiación del partido. Todo ello, encenagando a quien ha rozado el asunto. Ahora, por ejemplo, la Fiscalía sostiene que el archivo del caso decidido por el magistrado valenciano de la Rúa fue prematuro. Y se da como probable que en la causa abierta y aún en fase de instrucción podrían aparecer documentos relevantes sobre otros delitos.

   ¿Qué crédito público y qué credibilidad tienen estos dirigentes políticos que se han obstinado primero en no ver, no saber, no investigar lo sucedido, y luego, a medida que se iban conociendo detalles comprometedores, preferían emplear la estrategia de la defensa propia y el ataque a todos cuantos tenían la osadía de trasladar los mensajes: el juez Garzón llegó a ser vapuleado a diario, y su honorabilidad se atacó sin piedad, las filtraciones de los medios informativos y algunos grupos periodísticos también fueron centro permanente de los ataques más despiadados. Todavía ahora mismo, Rajoy acusa a la Fiscalía de "perseguir con saña al PP"... Todo menos mirar al interior del propio partido y reclamar, de inmediato y contundentemente, las responsabilidades que ahora se exigen, y que todavía no tienen la debida respuesta. Como si prolongar el conflicto fuera a resolverlo...
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