El paro estructural

Los datos del paro registrado en las oficinas públicas de colocación de septiembre, nos devuelve a la cruda realidad. Es cierto que dicho mes es malo en lo que a los componentes estacionales se refiere. La temporada turística toca a su fin y,  tradicionalmente, este cierre se paga con puestos de trabajo.

   Vamos a ver. Este primer párrafo no es nuevo. Es una "plantilla" de esas que los periodistas siempre llevamos en nuestras "chuletas". Como hace años algunos llevaban las archisabidas frases de "Su Excelencia el Jefe del Estado ha  inaugurado el pantano de..." O esa otra de "cientos de miles de personas aplauden a Su Excelencia el Generalísimo Franco"...". Eran las frases de los Cubedo, Prats, Isidoro Álvarez, los locutores de la época. Ahora, los periodistas que hacen información laboral siempre llevan preparada la redacción citada al principio de este comentario. ¿Y porqué? Pues por una simple razón. Porque el comportamiento del empleo nunca cambia en septiembre, ni las razones del mismo.

   Y esa es la verdadera tristeza de este país. Un país que se dedica a buscar excusas, desde hace, ya, muchos años, en el turismo y en la construcción para explicar la evolución negativa del empleo, es que es un país triste, económicamente hablando. Nada de "potencia industrial" como la propaganda oficial nos quiere hacer ver. "Nada de " ricos", como algunos nos quieren hacer ver. Si se ha vivido, durante los últimos años, de una manera "acomodada" se ha debido, en gran medida, a la lluvia de millones que nos ha llegado desde la Unión Europea que nos ha permitido mejorar nuestras infraestructuras, y la calidad de vida de los españoles. Si  hemos sido ricos ha sido gracias a los "sablazos" de los Fondos de Cohesión.

   Pero "el sueño de la Cenicienta" se acaba a medianoche. Y aquí, ahora, toca otra vez volver a los viejos tópicos. España no deja de ser "el supermercado de Europa". Nada más. No hay otro tipo de producción y, por lo que cuentan los sindicatos, el "nuevo modelo"  prometido por Zapatero y que debe figurar en la tan traída y llevada Ley de Economía sostenible,  carece de contenido. Algunos retoques  medioambientales por aquí, algunas normas para  contribuir a  atajar el cambio climático por allá... Y pare usted de contar.

   Y, claro. Volverán los tiempos buenos. Volveremos a la senda de creación de empleo. Pero seguiremos manteniendo un sistema económico ficticio, tan frágil que, a las primeras de cambio, se volverá a  derrumbar como un castillo de naipes.

   No es cuestión de que nuestra economía vuelva a crecer por encima del 2,5% para crear puestos de trabajo. Es cuestión, sesudos políticos y expertos de crear una estructura productiva capaz de  generar una economía sostenible en el tiempo, y no una economía especulativa basada en un par de elementos tan coyunturales como son la construcción y el turismo. A ver si nos damos cuenta de ello y hacemos la verdadera revolución económica. No basta con una reforma laboral. Es necesario mucho más para sacar a este país del atraso económico en que vivimos.

   Lo queramos o no esta es la cruda realidad