Camino de perdición

Ricardo Costa, la parte más débil del escándalo madrileño-valenciano de la Operación Gürtell, tenía esta mañana la espada de Damocles sobre su cabeza. Esta mañana de este viernes santo del octubre negro del PP, brillan las espadas de Damocles sobre el altar de la Santísima Trinidad de este partido a la deriva: Madrid, Valencia y Galicia…. por no saltar a las Islas Baleares, que también viven una turbulenta marejada. Costa, secretario general del PP de Valencia, ha dicho esta mañana al enjambre de periodistas que esperaban de su boca escuchar la palabra “dimisión”, que de eso nada, y que se iba de puente. Parece que su “puente de plata” es el “camino de Santiago”, en un desesperado intento por salvar ese otro paso obligado a los pecadores cristianos que es el Purgatorio.

    Luis Mateo Díez escribió en 1995 una novela titulada “Camino de perdición”. La historia de un viaje y unos viajeros cuyas rutas están plagadas de trampas. Odolio, su protagonista, viajante de comercio, es un vividor y un donjuán de medio pelo, que va por la vida mezclando y confundiendo su perturbador destino, tan misterioso como cotidiano, tan verdadero como irreal. Misterioso y cotidiano, verdadero e irreal, pero en cualquier caso espeluznante, está resultando ser este “camino de perdición” del Partido Popular a lo largo de estos dos últimos años. Este fin de semana culminarán estos terribles andares de sus cristianísimos caminantes, que al andar no han hecho camino, sino prebendas, trajes, rolex, euros y en algunos casos orgías sexuales con señoritas impresionantes y alcaldes peperos en pelotas.

    El camino de perdición está amenazando llevar al infierno del Dante a unas cuantas cabezas de la cúpula de este partido, que ya no puede evitar aparecer partido en pedazos: no sólo la de Costa, sino también la de Camps; no sólo la de los tres hombres del Partido de Esperanza Aguirre (su consejero de cámara, Alberto López Viejo, y el gerente y concejal de Boadilla y Fuenlabrada, Alfonso Bosch Tejedor y Benjamín Martín Vasco), sino también la de la propia lideresa con irrefrenable e in-disimulada vocación letal de presidenta del Gobierno de la nación, que inauguró ayer mismo este “camino de Santiago” dándoles a los tres un tajo de muerte; no sólo la del senador y ecónomo del partido Luis Bárcenas, sino también la mismísima del pusilánime presidente nacional Mariano Rajoy.

Una pieza separada del sumario incoado por el juez Garzón recoge las transcripciones de las grabaciones entre los reos y sus abogados en el locutorio de la cárcel de Soto del Real. Entre otras, una de las efectuadas a Pablo Crespo y sus abogados, Gonzalo y Pablo Rodríguez-Mourullo: después de confesarles que en cinco años el PP gallego dirigido por Manuel Fraga ingresó más de mil millones de pesetas, les dijo: "En vuestras manos encomiendo mí espíritu". Naturalmente, Fraga ya ha salido al paso de estas implicaciones. Ya veremos en qué acaba esta nueva historia, en este camino de perdición.

    El camino de Santiago del PP no les va a salvar del Purgatorio, pero tampoco del Infierno. Alea jacta est (para los no iniciados en el viejo latín, la suerte está echada).  El caso Gürtell se va llevando por delante a todos, y mal ojo tendrán los de más arriba si creen o piensan que sólo se llevará a los de más abajo. Ahora resulta que los reyes de la Corte (Mariano, Esperanza, Fraga) no sabían nada de los “morituri” (los que van a morir….políticamente y quizá judicialmente). Siempre pasa lo mismo. Ahora, según el ínclito ex ministro de Aznar, Cristóbal Montoro, “es que hay chorizos en todas partes”. ¡Qué desvergüenza! Rajoy también ha dicho algo similar. Y Aguirre. Ahora resulta que “se sienten traicionados”. Ahora resulta que los máximos mandamases del PP aquellos días de la fiesta de los cerdos “se sienten traicionados”, como si no hubieran estado en la matanza…Y, claro, no sabían que había chorizos, jamones y morcillas  por todas partes. ¡Pero bien que las probaron, regadas con riojas, riberas y albariños!