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Rafael Castejón y José Pedro Carrión bordan sus complejos papeles

'Cosmética del enemigo': magnífica obra y todavía mejor dúo de actores

'Cosmética del enemigo': magnífica obra y todavía mejor dúo de actores

martes 13 de octubre de 2009, 14:09h
Tómese una excelente versión teatral de una no menos magnífica novela y agítese con dos actorazos. Resultado final del cóctel: inmejorable función en que restallan las ovaciones de los afortunados espectadores puestos en pie. Así acontece con 'Cosmética del enemigo', de Amélie Nothomb, con unos sublimes Rafael Castejón y José Pedro Carrión, que puede disfrutarse en el Teatro Fernán Gómez de Madrid.
Si el propio Fernán Gómez levantara la cabeza estaría igualmente encantado de que en la sala que lleva su nombre se representaran obras de tal nivel. Porque 'Cosmética del enemigo', con adaptación y dirección de José Luis Sáiz, no es una obra más. Es 'la Obra', con mayúsculas y no queremos confusión con lo que 'opusdeísticamente' significa esta palabra, que en todo caso sería la antítesis.

El empresario Jerome Angust escucha el anuncio de que su vuelo sufre un retraso sin determinar.  Un inesperado interlocutor, Textor Texel, le dará conversación a pesar de su manifiesta resistencia.  A lo largo de su relato, la violación y el asesinato se irán perfilando con nitidez cada vez mayor, y Textor se transformará en una abominable encarnación de todos los fantasmas de Angust, quién verá convertida su anodina espera en una aventura ominosa y alucinante.

Sobre la base de un texto que toca algo tan profunda y eternamente humano como el sentido de culpa y el castigo, diluido en situaciones teóricamente superficiales sin que falte el sentido del humor,  la versión que se sube al escenario va aún más allá, mucho más allá, añadiendo unos tibios elementos de decorado -la sala de espera de un aeropuerto- y unos buenos movimientos de los actores.

Y éstos, Rafael Castejón, que encarna a Textor Texel -el nombrecito tiene su guasa, sí, pero también su explicación que no queremos destripar, y José Pedro Carrión -en el de Jerome Angust -también justificado- en un espectacular mano a mano, el  conocido 'two-hander', un género en sí mismo, lo bordan. Hablan, ríen, lloran, ironizan, se enfrentan dialéctica y  físicamente, se dejan el cuerpo y el alma.

Voltereta argumental


Pero siempre con una medida exacta, a pesar de que sus respectivos papeles del bueno y el malo -que luego, en una sorprendente y perfecta voltereta, demudan en todo lo contrario-, se prestarían al exceso gestual y vocal. No es así, la parte más lúcida y lucida se la lleva Castejón -al que ya era hora le dieran un protagonista para que mostrara que es uno de los grandes/grandes. Eso, además de  tener en su currículum  sus actuaciones como tenor y como director de zarzuelas.

El otro, Carrión, hace lustros que se encuentra en la élite y reconocido por ello. Pero añade una muesca más en su revólver de aportaciones al teatro español, en su historial de servicios al mismo. Sabe que el protagonista es Textor/Castejón y sabe que el antagonista/August es él, por lo que se limita a dar una nada excesiva contrarréplica sin querer en ningún momento comerse a su compañero.

En definitiva, y para terminar estas líneas, volver a insistir en que se trata de un fenomenal espectáculo teatral, que ahora puede -y debe- admirarse en el 'Fernán Gómez' de Madrid, para continuar después una gira que ya hizo en parte por otros lugares. Con un añadido más: es una función muy válida y atractiva para la gente joven, cuya presencia en las salas, por desgracia, es minoritaria.
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