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El cementerio musulmán se creó tras la Guerra Civil

Griñón: la última residencia de los musulmanes

lunes 16 de abril de 2007, 13:13h
Griñón cuenta con el único cementerio musulmán que hay en la región. Un pequeño terreno que era una donación de una señora hispano-marroquí al gobierno español para enterrar a los soldados marroquíes de la Guardia Mora que caían en acto de servicio durante la Guerra Civil. En la necrópolis, los cuerpos se entierran según el rito musulmán, en contacto con la tierra y mirando hacia la Meca.
Marroquíes a las puertas del Consulado de MarruecosCada vez hay más musulmanes en la región, unos son extranjeros, y otros, españoles que se convierten al Islam. En total, se estima que hay más de 200.000 personas en la Comunidad de Madrid que profesan la religión de Mahoma. Y a pesar del aumento de la población islámica, sólo hay un cementerio, en Griñón, en el que pueden enterrar a sus muertos según el rito que dicta el Corán.

El cementerio musulmán de Griñón se ubica sobre terreno propiedad del Consulado de Marruecos de Madrid, organismo al que Defensa cedió el suelo hace unos 25 años. Desde entonces se hace cargo de su mantenimiento, su gestión, y de los gastos que ocasiona. Pero lleva funcionando muchos años más. Se creó durante la Guerra Civil, para dar sepultura a los soldados marroquíes de la Guardia Mora de Franco que morían en los campos de batalla próximos a Madrid.

Cementerio musulmán de GriñónEl que pertenezca a Marruecos, no significa que sólo puedan hacer uso del cementerio los ciudadanos de este país. De hecho, está abierto a toda la comunidad mulsulmana no sólo de la región, sino también de Castilla-La Mancha y Castilla y León.  Precisamente por tener que dar servicio a tanta población, "se está quedando pequeño", señala Mohamed Rihani, cónsul de Marruecos en Madrid.

En los 7.000 metros cuadrados que ocupa la necrópolis, el espacio está muy bien aprovechado. Actualmente hay poco más de 2.800 tumbas, y sólo queda espacio para otras 800 más. "Dentro de dos o tres años, no tendremos sitio para hacer muchos más entierros", señala Rihani. Y es que cada año se celebran cerca de 200 enterramientos y  no se reutilizan las tumbas hasta pasados 50 años cuando se retiran los restos de los fallecidos medio siglo antes para colocarlos en otro lugar más reducido.

Mohamed Rihani, Cónsul de Marruecos en Madrid "Ahora intentamos ahorrar espacio", indica el cónsul, "dejando menos espacio entre tumba y tumba". Precisamente para conseguir ahorrar espacio, el Consulado de Madrid tiene establecidas las medidas que tienen que tener las tumbas: dos metros de largo, 70 centímetros de ancho y las lápidas deben tener una altura de 30 centímetros.

La necrópolis cuenta también con una mezquita. Su imán, Mustaphá Rahmouni, afirma que "a pesar de que el cementerio es de propiedad marroquí, la mayoría de los entierros que se celebran aquí son de musulmanes de países de Oriente Medio, como Irak, Irán, Pakistán, Sudán, Egipto, y también de españoles. Los entierros de marroquíes son menos frecuentes porque prefieren repatriar el cuerpo a Marruecos a enterrarlo aquí", añade Rahmouni.

Mezquita e Iglesia de Griñón El cementerio islámico despierta poco interés entre la población de Griñón, y es que el que lleve tantos años instalados en el municipio hace que lo asuman con completa naturalidad. "Lo tenemos ahí desde de la guerra", dice Rafael López, vecino de la localidad, quien al igual que otra vecina, Esther Raposo, apunta que "en algún sitio tendrán que enterrarse". Además, la necrópolis musulmana y cristiana están una junto a la otra.

Ritos musulmanes
La principal peculiaridad del cementerio, es que todos los fallecidos se entierran según el rito musulmán, con el cuerpo orientado hacia La Meca. El primer paso antes del entierro es lavar minuciosamente el cuerpo. De ello, suelen encargarse los familiares o el propio imán, y posteriormente se embalsama. A continuación es vestido con varios trozos de tela blanca: una para la parte superior, otra para la inferior y otra tercera para envolver todo el cadáver. Se hace así, porque "la muerte iguala a ricos y pobres, hombres y mujeres", asegura el imán de la mezquita del cementerio.

Mustaphá Rahmouni Rahmouni añade que "luego se dice una oración en la que se pide por la misericordia de Dios y finalmente se entierra, con la cara del difunto mirando hacia La Meca".  Según el rito islámico, este tipo de inhumaciones se suele hacer sin féretro, algo que ha sido criticado por cuestiones sanitarias. Pero, como recuerda el cónsul, "en todo momento se respeta la normativa sanitaria. No se puede enterrar a alguien sin caja si han pasado más de 24 horas desde el fallecimiento o si tenía alguna enfermedad". Si las autoridades sanitarias dicen que se puede enterrar sin ataúd "depende entonces del deseo de la propia familia o del difunto" el que se realice de esta forma, afirma el imán.

El aspecto del cementerio es bastante austero, pues, de acuerdo con las prácticas islámicas no se permite la colocación de fotos u adornos.  Las tumbas también suelen ser sencillas, aunque también depende del país de procedencia, ya que  las costumbres varían. En general, las lápidas sólo contienen la inscripción del nombre del fallecido, la fecha y algunas oraciones en árabe del Corán.
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