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Desde la Giralda, por Manuel M. Molina

De botellones

De botellones

lunes 16 de abril de 2007, 13:11h
Afirmar que los sevillanos están de “botellón” durante la Feria de Abril puede ser algo así como decir que lo están durante todo el año, porque las copas se toman en las casetas, que según la tradición siempre han sido sus casas en una ciudad efímera construida para seis días.

Y ocurre que quien eso ha venido a decir ha sido nada más ni nada menos que uno de los responsables del gobierno municipal de una ciudad que, como Sevilla, se prepara para vivir una de sus fiestas más importantes y universales y que después de tal afirmación, hecha para justificar que en el recinto ferial se puedan hacer “botellones”, la preocupación se ha extendido por toda la ciudad, tanto por los que aspiran a feriantes como por los vecinos más próximos al “real” que temen que esos botellones que empiecen en la propia Feria terminan en sus portales.

Pero con ser ésta una más que aceptable y lógica preocupación, lo que más se pregunta la mayoría es en qué caos se puede convertir el recinto ferial con eso de los botellones, que por cierto se han venido registrando con tanta frecuencia como relatividad en el mismo, sobre todo en algunas de sus zonas (en las que se han registrado también el mayor número de incidentes) pese a que estaban más combatidas y vigiladas que permitidas.

Ahora muchos de sus protagonistas y organizadores pueden pensar aquello de “ancha es Castilla” o “el real es nuestro” y ocupar el lugar del mismo que mejor les parezca, incluido el destinado al paseo de caballos y carruajes, porque en principio no se ha establecido limitación alguna (tal vez por aquello de que se considera que también caballistas y viajeros “van de botellón”), aunque como este paseo es diurno igual se libra del caos que podría producirse.

Un caos que sin duda alguna sería inmenso si a los “botelloneros” del mundo mundial se les ocurriera hacer a través de sms y mensajes de Internet una convocatoria de esas que efectúan a veces de “macrobotellona” un día determinado en el recinto ferial que, a la vista de los resultados obtenidos en otras convocatorias de este tipo, podrían ocupar por entero ellos solitos.

Uno piensa que la recién estrenada Ley del Botellón no merecía un olvido tan inmediato al mismo tiempo que una “llamada” (aunque seguro que no ha sido esa la intención del dirigente municipal) a transgredirla por quienes ya, considerando que la mano se ha levantado para todos, la han vuelto a protagonizar este mismo fin de semana en la Alameda de Hércules, zona prohibida para ello por la citada y olvidada Ley.

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