Un futuro hipotecado

Si ya está generalmente asumido que, por desgracia en plena crisis económica, padecemos el peor Gobierno desde el inicio de la democracia, no todo puede atribuirse a la rara Corte de los Milagros de La Moncloa, que al fin y al cabo no hace sino reflejar la personalidad de Rodríguez Zapatero. Y ni siquiera vale el raro consuelo de que todos los sondeos apunten a su derrota en las próximas elecciones generales. De momento, ya sabemos que, con este Gobierno que padecemos, seremos el último país del mundo desarrollado en salir de la crisis. ¿Es serio, es responsable, que el resto de las fuerzas políticas asuman, con raro fatalismo, esta situación, cuando tendrían capacidad de cambiarla y por lo menos abreviar el vía crucis?
 
No todo se reduce al problema político general, porque como, incluso con Rodríguez Zapatero o a pesar de él, la vida sigue, y con ella cuestiones muy importantes y que no admiten demoras. Por ejemplo, asumidas ejemplarmente por el empresariado no pocas exigencias sindicales ¿cuánto más se va a retrasar el inicio del Diálogo Social, con temas pendientes tan cruciales como la flexibilización de las jornadas laborales? Y temas sobre los que hay que hablar de verdad, no con demagogias. Por ejemplo, sólo en 2008, se perdieron 6.730 millones de euros por enfermedades comunes (no laborales, esto es importante) y accidentes asimismo no laborales.

Así que es de sentido común que urge, para dinamizar la actividad empresarial española, una reforma laboral que nadie pretende que consista en un “abaratamiento de despidos”, cosa que sólo está en los usos demagógicos de algunos dirigentes sindicales y de ninguna manera en el proyecto de ningún dirigente empresarial sensato. Lo que se pretende, y es bien razonable, es buscar soluciones sensatas a problemas pendientes tan serios como el absentismo, la fiscalidad empresarial, el impuesto de sociedades, la flexibilización de las jornadas laborales, por poner algunos ejemplos. ¿Dará alguna vez el visto bueno, al inicio serio y a fondo del Diálogo el Secretario General de UGT, Cándido Méndez?   

Mientras tanto, se ha puesto sobre la mesa, con la callada del Gobierno por respuesta, otra cuestión tan seria como la posible manipulación nada menos que de la Contabilidad Nacional por parte del INE y del resto del sistema estadístico, lo que en cualquier país decente supondría responsabilidades muy graves. El profesor Centeno, catedrático de economía de la UPM, afirma que “más de la mitad del sistema financiero está quebrado, no podrán devolver sus casi 800.000 millones de deuda, sólo retrasar lo inevitable refinanciándola con aval del Estado, lo que significa que no serán ellos sino nosotros, el pueblo, los responsables de su devolución. ¿Y qué pasará dentro de tres años, cuando habrá que devolver no 70.000 sino 240.000? Pues que es imposible porque la situación será muchísimo peor”

La oposición no va a poder seguir con la política evasiva de mirar al tendido y esperar la caída del fruto maduro. Claro que también es verdad que el “modelo Ruiz-Gallardón” asusta incluso más que la continuidad del actual Gobierno. Es verdad que el Gobierno tiene el país mucho más endeudado de la razonable, pero también lo es que el alcalde de Madrid, ya conocido en todas las esquinas de la capital como “El Faraón”, además de conseguir algo que parecía incluso técnicamente imposible, como hacer de Madrid una ciudad incómoda, ha logrado el record de convertirla en la ciudad más endeudada de Europa.

Los raros caprichos urbanísticos de Ruiz-Gallardón no sólo tienen la ciudad convertida en un caos, sino que tendrán que pagarlos los hijos y los nietos de sus actuales habitantes. Lo único que florece en cada esquina son las obras, no siempre justificadas –véase, un ejemplo entre mucho, el caro juego de traslados de la estatua de Colón– y muchas veces indeseadas por los vecinos, mientras se aplica una rara creatividad a la multiplicación de tasas e impuestos. La táctica de ver la viga en el ojo ajeno y no verla en el propio puede acabar por pasar factura al PP en su propio feudo, no ciertamente en la Comunidad de Madrid, pero probablemente sí en el Ayuntamiento de la capital, donde los vecinos, ya expertos en ataques de nervios, están a un paso de la insurrección.

Por cierto que los principales analistas económicos encuentran esta semana un tema adicional de interés en la que ya se conoce como “la batalla de Repsol”, esto es, por el control de Repsol, en la que empiezan a hacerse visibles no sólo intereses económicos, sino también políticos. También es verdad que los nombres de los protagonistas de la batalla forman parte de la creme de la creme del mundillo empresarial y financiero. Nombres como Juan Abelló, José Manuel Loureda, Antonio Brufau y Luis del Rivero, incluso nada menos que Isidre Fainé, gran patrón de La Caixa, dan idea del nivel de la batalla.

Los analistas mejor informados afirman que este próximo miércoles Brufau presentará una propuesta de dividendo de 0,85 euros por acción, con recorte por tanto del 20% sobre el dividendo de 1,05 euros por acción que se pagó el año pasado. Luis del Rivero, vicepresidente de Repsol y presidente de Sacyr Vallehermoso, que es el primer accionista de Repsol, aceptará esa propuesta y no planteará el tema de la continuidad o no de Brufau al frente de Repsol. ¿Es que se ha alcanzado una paz estable? Probablemente, no, sino una posposición del conflicto, quizá hasta diciembre, para evitar que las diferencias aparezcan como una pelea por el dividendo. Pero de todo esto habrá que hablar y escribir en detalle, a no muchas horas vista.