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La semana

Rocío Wanninkhof, la Malaya... todo en Málaga

sábado 25 de noviembre de 2006, 11:11h
Termina otra semana en la que el protagonismo de la información andaluza ha vuelto a estar centrado en límites malagueños, porque de la tercera fase de la Operación Malaya marbellí hemos pasado a la Audiencia Provincial de Málaga, donde comenzó el lunes la vista contra el británico Tony Alexander King por el asesinato de la joven Rocío Wanninkhof en octubre de 1999, sorprendida de noche cuando volvía a su domicilio de Mijas y cuyo cadáver no fue encontrado sino hasta un mes más tarde.

Una vista que en esta primera semana (los expertos en temas judiciales calculan que aún se prolongará al menos durante toda la próxima) está dando mucho “juego informativo” desde el primer día, cuando King, el único acusado ahora por el crimen, llegó a la Audiencia proclamando a gritos su inocencia para inmediatamente después, una vez dentro de la Sala del Juzgado, comenzar a insultar al juez, al fiscal y a los técnicos de la Policía llamándoles delincuentes, lo que provocó su expulsión y, con ello, la imposibilidad de ser el primero que prestara declaración ante el jurado.

Al día siguiente su actitud fue bien distinta, mucho más tranquila, y el juez le dio una segunda oportunidad para declarar, lo que aprovechó para reiterarse en su auto-proclamación de inocencia aunque con una novedad, la de contar a todos los presentes que en efecto él no fue quien mató a la joven Rocío, pero que si vio cómo lo hacían su amigo y también británico Robert Graham y Dolores Vázquez (la mujer juzgada y condenada hace años por la muerte de Rocío y que llegó a estar encarcelada diecisiete meses por ello, hasta que prosperó un recurso y fue excarcelada).

De ella dijo King que había visto cómo apuñalaba a Rocío por la espalda en el interior de un automóvil y de su amigo que fue (lo vio también) quien cortó el cuello a la joven porque aún vivía tras el apuñalamiento de Dolores, agregando que si había confesado ante la Guardia Civil y el juez su propia autoría fue por la presión a que se vio sometido en los interrogatorios, hasta el punto de llegar a decir que temió que lo mataran durante ellos.

Un miedo y una presión que a lo largo de la semana han quedado desmentidos por otros testimonios, desde los propios agentes de la Guardia Civil hasta la intérprete oficial que asistió a su interrogatorio, todos los cuales coincidieron en que cuando King se confesó autor de la muerte no estaba siendo presionado de ninguna forma y que incluso aparecía muy tranquilo.

Robert Graham volvió a convertirse en protagonista al aludir un oficial de la Guardia Civil a una confesión suya, bajo hipnosis, en la que aseguró que su amigo King le había desvelado la noche de marras que había atacado a una joven y pedirle, bajo amenazas, que volviera con él al lugar donde la había dejado abandonada inconsciente y después de haber sido “muy duro” con ella. Lo que ocurre es que según algunos testimonios, aquella noche se vio, como de repente, dentro de un vehículo y acompañado de otras personas, entre ellas una tal Dolly, que atacaba a alguien con un arma blanca…

Aunque todo parece cerrarse en contra de Tony Alexander King, vuelven a aparecer de una manera u otra otras personas, sobre todo una mujer, esa Dolly, mientras otros testigos (los policías que detuvieron a King) afirmaban que en ningún momento el acusado confesara la muerte de Rocío, a la que aseguraba no recordar si conocía, y los agentes que inspeccionaron ocularmente el lugar de los hechos dicen que no encontraron en él las bragas de la joven, similares tal vez a las aparecidas en la puerta de la casa de su madre, Alicia Hornos, mucho más tarde.

Para terminar de enredar las cosas, la semana registró también un incidente cuando Alicia Hornos, entre el público, preguntó directamente a un testigo sobre la altura de la valla tras la que fue arrojado el cadáver de su hija, se presentó una denuncia por supuesto contacto de algunos miembros del jurado con periodistas, una queja por contactos entre algunas testigos antes de prestar declaración…

Y sigue la Malaya

Con lo de Rocío Wanninkhof, como digo, queda aún al menos para una semana, pero terminado el caso, sea cual sea su veredicto, la actualidad informativa no se va a alejar de tierras malagueñas, porque la “Operación Malaya” sigue sin cerrarse y cada vez son más insistentes los rumores, procedentes siempre de “fuentes bien informadas” que apuntan a nuevas e importantes novedades en torno a ella y relativas a “personajes” más que populares.

Tanto es así, que hay quien ya ha apuntado a que una mujer más que popular y famosa ha intentado tener una entrevista con el juez Miguel Ángel Torres, instructor del caso, antes de verse oficialmente citada por el mismo. Como hay gente que habla “como si no costara”, manteniendo esos intentos, unos dicen que ha desistido porque algún buen abogado le ha aconsejado que se quede quietecita, que en estos casos más vale no moverse, mientras otros aseguran que ha sido algún abogado el que la había aconsejado que hiciera lo contrario, es decir hablar voluntariamente con el juez antes de que éste la llamara. Y yo siempre recuerdo, si es cierto que ha intentado la entrevista, el viejo dicho de “excusatio non petita, acusatio manifiesta”.

Para la campaña electoral

Como manifiesta es por lo visto la intención del principal partido de la oposición, o sea del Partido Popular, de llevar una parte si no toda la “Operación Malaya” a la cada vez más inminente campaña electoral de las Municipales, no ya en la misma Marbella sino en otros muchos puntos de Andalucía.

No es que estén en desacuerdo con las actuaciones policiales y judiciales, sobre todo teniendo en cuenta que por el momento los suyos son los únicos ediles marbellíes que no se han visto acusados de delitos de cohecho, prevaricación, blanqueo y otros, pero sí que pretenden insistir en esa “aprobación de unos y rechazo de otros” en los expedientes urbanísticos marbellíes por parte de una Junta que ahora pretende la demolición de varios miles de viviendas que considera ilegales y que en su día fueron compradas por unas personas que, en su inmensa mayoría, nada sabían de los “trapicheos” municipales y serían por ello, al final, las verdaderas víctimas.

Está claro que las tierras malagueñas están condenadas a vivir todavía muchas semanas de protagonismo.

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