EE.UU. anunció las líneas generales de su plan de lucha contra el sida para los próximos cinco años, que se centrará en la prevención y ayudará a los países a pasar de sus planes de emergencia a programas de lucha sostenibles.
El coordinador del plan global de EE.UU. contra la enfermedad, Eric Goosby, aprovechó la celebración del Día Mundial del Sida para hacer el anuncio en el Departamento de Estado.
Afirmó que el Plan de Emergencia del Presidente para la Reducción del Sida (PEPFAR, por su sigla en inglés), lanzado en 2003 por el ex presidente George W. Bush, se basará en cinco áreas claves en los próximos cinco años.
Este plan ha apoyado programas anti-retrovirales para más de 2,4 millones de enfermos, el cuidado esencial para casi 11 millones de afectados por el sida y el VIH, y el asesoramiento y pruebas para aproximadamente 29 millones de personas en lo que va de año.
Mediante el PEPFAR, EE.UU. también ha respaldado en más de 30 países planes de prevención para madres embarazadas para evitar la transmisión de la enfermedad a unos 100.000 niños nacidos este año.
Goosby explicó que el programa ha llegado a aproximadamente un tercio de la población que necesita atención especializada y que se expone al riesgo y debe participar en los programas de prevención.
En el mundo, hay unas 33 millones de personas que viven con el VIH y cada año se registran 2,7 millones nuevas infecciones, mientras que fallecen 2 millones anualmente.
"Por cada dos personas que tratamos, cinco más se infectan. Si queremos mantener los logros que hemos registrado en la lucha contra esta epidemia, PEPFAR tiene que colaborar más estrechamente con los gobiernos para poder apoyar y construir sobre una verdadera respuesta global" contra el sida, dijo Goosby.
Bajo este programa, EE.UU. ha prometido destinar en los próximos años unos 25.000 millones de dólares a la lucha global contra el VIH y el sida, de los que ya ha aportado 3.500 al Fondo Mundial contra el sida.
De esta manera, para la siguiente fase del PEPFAR, EE.UU. impulsará la transición de una respuesta de emergencia al VIH y el sida a una respuesta sostenible en los países para lo que pretende fortalecer la capacidad de los gobiernos para liderar programas contra esta epidemia y otras necesidades de salud, señaló.
Washington quiere que los gobiernos de los países más afectados puedan supervisar, gestionar y quizá financiar esos programas.
Por otro lado, el PEPFAR se centrará en la próxima fase de cinco años también en la prevención, el cuidado y el tratamiento de la enfermedad, incrementando los programas que resultan muy efectivos en esta área de lucha contra el sida, como la circuncisión y los planes de intervención para evitar la transmisión de madres a hijos.
EE.UU. colaborará con los países para determinar no solamente cuántas personas están infectadas en sus comunidades, sino también dónde se registran esos casos para ajustar sus programas de atención y prevención en base a factores demográficos y geográficos.
Junto a la prevención, el tratamiento de personas afectadas se ampliará a 4 millones de personas, indicó Goosby.
El foco de atención serán las mujeres embarazadas muy enfermas, embarazadas con el VIH en general y las personas infectadas y con tuberculosis, recalcó el coordinador estadounidense para el sida.
Junto a todos estos esfuerzos, EE.UU. tratará además de integrar y coordinar los programas contra el VIH y el sida dentro de planes de desarrollo y de salud global más amplios para minimizar el impacto de esta enfermedad en los sistemas de salud de los países.
El Gobierno invertirá también en innovación e investigación para mejorar la distribución de los medicamentos y sacar los mejores resultados de los programas, de acuerdo con el plan estratégico.
El PEPFAR y el Fondo Mundial de la lucha contra el sida, la tuberculosis y el paludismo, anunciaron además que apoyan conjuntamente el tratamiento de anti-retrovirales para casi 3,7 millones de personas.
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