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Ganarse el Nobel

Ganarse el Nobel

viernes 11 de diciembre de 2009, 14:25h
No, el presidente Obama aún no se ha ganado el Premio Nobel, y ni él mismo se engaña al respecto al haber reconocido públicamente, mientras recibía el premio, la controversia desatada por su concesión.

Obama se tiene que ganar el Nobel, y para ello tiene unos años por delante, aunque ya avisó que para hacer la paz a veces hay que hacer la guerra. De manera que el presidente de Estados Unidos no engaña a nadie, lo ha dicho bien claro: él es el Comandante en Jefe del Ejército norteamericano y su país tiene intereses estratégicos y compromisos que defender, incluido con el uso de la fuerza.

A Obama aún le queda mucho trecho por recorrer antes de que se pueda juzgar cómo ha sido su presidencia, pero por lo pronto hay algo que es de justicia reconocerle: ha cambiado la percepción que buena parte del resto del mundo tenía sobre Estados Unidos, de manera que hoy este país tiene un rostro amable del que carecía durante la Administración Bush.

Pero hay algo que me ha llamado la atención del discurso de Obama en Estocolmo y es la llamada al resto de los países a que asuman sus propias responsabilidades y hagan su propia política sin ampararse de continuo bajo el paraguas de las superpotencias, en este caso de Estados Unidos.

Es como si Obama le estuviera diciendo a sus socios europeos y del mundo occidental que ya está bien de que sea Estados Unidos el que siempre tenga que correr a apagar los fuegos, que a veces no solo no lo consigue sino que se transforman en incendios, mientras el resto del mundo mira, o critica o se une con más o menos entusiasmo a la política norteamericana, pero siempre guardando las distancias, acogiéndose a lo bueno y negándose a asumir lo desagradable.

Volviendo a la concesión del Nobel a Obama hay que decir que la decisión de la Academia sueca ha sido pelotoril y precipitada. Es evidente que Barack Obama representa una gran esperanza no sólo en su país sino en el resto del mundo y que tiene las cualidades y las posibilidades de hacer las cosas razonablemente bien, pero darle el Nóbel de la Paz por adelantado resulta un tanto incomprensible.

Los premios Nobel continúan teniendo un gran prestigio, pero convendrán conmigo que los miembros de la Academia no siempre aciertan, y precisamente son los Nobeles políticos en los que más yerran. Ojalá Obama haga honor al premio recibido.
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