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Tras semanas de incertidumbre, la calificadora estadounidense Standard and Poor"s decidió bajar la calificación soberana de México, rompiendo con las previsiones de muchos analistas que daban por sentado que la mantendría sin cambios.
La agencia calificadora S&P dio a conocer hoy que decidió recortar la calificación de la deuda soberana en moneda extranjera de México de largo plazo a "BBB" desde "BBB+", en tanto la de corto plazo pasó de "A-2" a "A-3"
Por su parte, decidió poner la perspectiva en "estable" tras mantenerla en "negativa" previamente.
En su comunicado, S&P considera que las acciones recientes de México para incrementar sus ingresos no petroleros y mejorar la eficiencia de su economía podrían no ser suficientes para compensar el debilitamiento de su perfil fiscal, incluso a pesar de los recientes incrementos de impuestos.
Más aún, la agencia estima que se están reduciendo las posibilidades de que el país implemente una reforma fiscal sustancial u otras medidas para reforzar el crecimiento del PIB y a partir de ello justifica la decisión de degradar la calificación.
En tanto, el panorama de la deuda de México mejoró de "negativo" a "estable", la cual "refleja que los indicadores fiscales y externos son consistentes con la mediana de la categoría de ‘BBB’ y la ausencia de desequilibrios macroeconómicos así como el compromiso del gobierno con la estabilidad macroeconómica".
En su análisis, Lisa M. Schineller, destaca que la deuda neta del gobierno general de México se ha incrementado recientemente y proyecta que se mantendrá alrededor de 34% del PIB durante 2009 y 2011.
Además, estima que sus perspectivas de crecimiento del PIB durante los próximos años permanecerán en niveles moderados de 3%-4%, "limitando la mejora de la dinámica fiscal".
Considera que las medidas aprobadas por el Congreso en cuanto a incremento de impuestos reemplazan los ingresos petroleros perdidos en el corto plazo pero "la incapacidad del gobierno para ampliar de manera significativa su base tributaria debilita su capacidad para contener las presiones fiscales derivadas de una menor producción petrolera".
En este análisis advierte "las calificaciones podrían verse presionadas a la baja si la dinámica fiscal se deteriora, como por ejemplo, si las medidas fiscales recientemente aprobadas no logran genera los ingresos suficientes para compensar la baja de los ingresos petroleros".
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