(Tal vez) buenas noticias

Más que hacer un balance o un pronóstico me parece que ayer el presidente Rodríguez Zapatero formuló un deseo: la economía española se encuentra en un momento de "tránsito desde la recesión a la recuperación que se confirmará en 2010 y que esperamos porque este es el objetivo final que pueda producir empleo a final de año", dijo. En que el empleo es el objetivo final también coincidió el líder del PP Rajoy. Con el paro como preocupación número uno del 79 por ciento de los españoles según el último Barómetro del CIS, los balances de fin de año de los políticos no tienen más remedio que arrancar con ese pie forzado. No el qué, el cómo es el problema

La voluntad política es el motor de la lucha contra el paro, que la haya o no para acometer las reformas que todas las instituciones y organismos económicos nacionales e internacionales reclaman al gobierno español. La buena noticia de ayer, en mi opinión, fue que con distintos matices las diferencias entre el presidente del gobierno y del líder de la oposición sobre como atajar la crisis empiezan a acortarse. Desde pistas de despegue muy distintas: mientras para Rajoy 2009 ha sido "un año perdido en más déficit, más deuda y más impuestos", para Zapatero lo importante es que pese a ser un año "muy difícil" ha logrado mantener la protección social y aplicar su programa político.  Pero al menos desde el mismo 'aeropuerto'

   La novedad, en mi opinión, es que por fin el presidente del Gobierno parece haberse rendido a la evidencia de que para reactivar la economía y el empleo no hay más remedio que recortar drásticamente el gasto público y acometer una reforma laboral todo lo pactada posible, pero en la dirección de hacer más flexible y productivo nuestro mercado de trabajo. Propiciar que patronal y sindicatos lleguen a un acuerdo sobre la "renovación del mercado de trabajo", con la esperanza de poder volver a crear "empleo neto a finales de 2010"- le llamó él. Que le llame como quiera, pero que haga algo. Tenemos por delante todo un año -el que hoy empieza- para comprobar si esta aparente rectificación de rumbo del presidente alcanza solo al error de haberse enzarzado en el estéril debate sobre la existencia de la crisis o no.