El director regional de Salud de Amazonas, Elías Bohórquez, dijo al diario Perú.21 que el brote de rabia se registró en la comunidad nativa de Kigkis, en la provincia de Condorcanqui (a unos 1.200 kilómetros de Lima), una zona habitada por nativos de las etnias awajún y wampis.
En el área, considerada endémica a la presencia de murciélagos, se ha capturado varios ejemplares con rabia, pero las muertes de los niños por este mal no han podido ser confirmada debido a que las tradiciones indígenas han impedido que se realicen autopsias.
"La confirmación de la enfermedad debe hacerse por medio de un análisis al cerebro de los fallecidos. Sin embargo, dichas poblaciones tienen otra cultura y consideran un ultraje tocar a sus muertos. Por ello, no nos dejan estudiar sus cadáveres", explicó Bohórquez.
Sin embargo, los niños muertos presentaban antes de su fallecimiento todos los síntomas de la rabia humana: pánico, irritación a la luz y el agua, tensión corporal, salivación excesiva y espasmos, entre otros, lo que hace suponer que murieron por esta enfermedad viral.
A pesar del brote de rabia, los nativos se resistían a vacunarse, pero recientemente las autoridades sanitarias lograron convencer a los jefes nativos (apus) para comenzar la campaña de inmunización contra la rabia.
Asimismo, las brigadas epidemiológicas recorrerán el sábado próximo la zona para capturar y eliminar a los murciélagos.
Según la Red de Salud de Bagua, en Amazonas, la población de murciélagos hematófagos también ha crecido de manera alarmante en el distrito de Imaza, donde se han registrado casi 300 mordeduras, indicó Perú.21.
Los murciélagos hematófagos se alimentan de sangre y sus mordidas se dan frecuentemente en la cabeza de los niños o en los dedos de los pies de los adultos, pero estos ataques no son sentidos por sus víctimas dado que estos animales actúan por la noche y dejan primero un líquido que adormece el cuerpo, de acuerdo a especialistas.
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