Desde los tiempos de la Asamblea Constituyente de Montecristi se proclama con energía el derecho ciudadano de contar con medios públicos que representen al conjunto de la sociedad.
Sin embargo, un repaso a los espacios editoriales e informativos de los que se autoproclaman “medios públicos”, nos permite afirmar que quienes en ellos comparecen no son representantes, a cabalidad, del “conjunto de la sociedad”.
Si a los medios independientes a veces se nos acusa de sesgados, ahora en los que pretenden ser públicos, ¿quién puede a encontrar algún equilibrio y representatividad de las corrientes ideológicas, filosóficas, culturales, económicas e ideológicas representativas del Ecuador de hoy? Habría que buscar con lupas o con microscopios.
Pero lo curioso de lo que sucede con no pocos de los colaboradores de los medios públicos, es que antes de la llamada revolución ciudadana tenía a los medios hoy independientes como tribuna.
Ahora algunos de ellos teorizan, desde posiciones harto conocidas, sobre lo que deben ser los medios públicos, pero con ellos mismos llenando páginas de diarios y ocupando espacios audiovisuales públicos.
¿Y quiénes sustentan un pensamiento diferente? ¿Acaso no les asiste el derecho a tener su lugar en unos “medios públicos” que con el pago de sus impuestos sostienen? Ecuador es, como afirma la Constitución, “un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico”. Hay algunos que no han leído este primer artículo de la Carta Magna.
Si (
No(
