Se acabó lo que se daba. Uno tiene en la vida una serie de oportunidades para conseguir un objetivo. Y una vez expiradas, se ha de tirar la toalla y pasar a otra cosa. Más, si su sueldo lo pagan los ciudadanos y de sus aciertos y errores depende todo un país.
Zapatero ha agotado todas sus oportunidades incluso antes de terminar su segunda legislatura. Sabemos que una moción de censura no prosperaría porque el Grupo Parlamentario Popular no va a conseguir el apoyo necesario para que ésta sea efectiva. Pero ZP debería escuchar al pueblo (él se lo recomendó sabiamente a Aznar cuando el famoso No a la guerra) y convocar elecciones generales para que el pueblo hable y demuestre si son verdad los resultados de las encuestas: que la gente ya no confía en él como antes. Tenemos una grave crisis económica, cuatro millones de parados, un millón de familias dónde ningún miembro cobra nada, ni siquiera un subsidio, y un índice de morosidad que crece por momentos.
Voy a retroceder en el tiempo. Año 2004. Tres días antes de las elecciones generales sucede la mayor tragedia que los españoles hemos vivido recientemente; el atentado de los trenes. No hace falta que lo recuerde. Nos dejamos llevar. Es cierto. Me incluyo. No me gustaba Aznar, no me convencía Rajoy (ni me convence) y, aunque ya había decidido mi voto a ZP, el atentado me dio más fuerzas. Empezó a gobernar, nos trajo a las tropas de Irak. Y nos gustó. Aunque más tarde se las llevó a Afganistán ¿?¿?¿?. Y no me digan que no es lo mismo porque allí también existe un conflicto armado y se mueren los soldados. La semana pasada el último.
Poco después aprobó la ley de matrimonios homosexuales. Muy bien. Era necesaria. Es verdad. Y luego ya vinieron sus grandes gestas, que pasarán a la historia como sonoros fracasos: la tregua con ETA y sus tejemanejes con el estatuto catalán. Otra cosa buena: la ley de violencia de género que, pese a sus buenas intenciones, no disminuye las muertes pero esto no es, obviamente, culpa del gobierno. Pero nada más. No puedo recordar nada más que haya sido bueno. Está muy bien sacar sobresaliente en eduación física y en religión, pero sin las matemáticas y la lengua no vamos a ninguna parte, querido.
Y mientras, la economía empieza a hacer de las suyas. Me da igual que haya una crisis internacional. A los españoles no nos gobierna Obama. Y ese consuelo es el mismo que el del refrán, mal de muchos, consuelo de tontos. Aquí el que nos tiene que sacar las castañas del fuego es ZP y está claro que no lo hace. Lo que sí hace fenomenalmente bien es dar bandazos, matar moscas a cañonazos, crear globos sonda, en resumen: nos llama gilipollas y se cree que somos idiotas. Es posible que el pueblo español es su conjunto no sea muy letrado. Pero hay una cosa que hasta el más analfabeto sabe: si no hay pasta no se come.
A mí particularmente hace mucho tiempo que me ha cansado su forma ilusa de ver la vida y de dirigir un país. Son muchos los conflictos que ha abierto de manera innecesaria. Trasladándolo a una economía doméstica. Ir a clases de tenis o de golf está muy bien, pero si no se tiene dinero para comer, para pagar la casa y para sufragar los gastos mínimos de educación, lo demás es secundario. Esto es lo mismo. Lo que importa ahora no es la cansina Alianza de Civilizaciones, sino crear empleo. Y para crear empleo no se puede pisotear al pequeño empresario que es el que, no nos olvidemos, ha tejido la inmensa mayoría de los puestos de trabajo de los últimos años. A mí ahora no me interesa que el gobierno se esfuerce en alcanzar un pacto para la recuperación de la memoria histórica. Sí, Zapatero, sentimos mucho lo de tu abuelo fusilado por los malos pero mas sentimos no poder pagar la luz y el agua.
Está claro que el síndrome de la Moncloa no es ninguna chorrada. Está enganchado al poder y a unos cuantos que le hacen la pelota y le convencen de que mantenga una actitud numantina. Y mientras, los españoles, cada vez más desesperados. No nos lo merecíamos y esto tiene que cambiar de una buena vez.
Ojalá nos acordemos siempre de lo que significó su gestión y sepamos vislumbrar al próximo iluminado que quiera ocupar el cargo de presidente para no repetir la historia.
Váyase, señor Zapatero. De verdad. Por usted, por el partido, por nosotros, los ciudadanos, por España.
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