Una buena noticia

Negociando, sin prepotencia ni insultos y sin detener  las obras, el Municipio de Quito logró una revisión a fondo del contrato de construcción del aeropuerto de Tababela. En virtud de los nuevos acuerdos con los contratistas, el Municipio tendrá el 26% de las ganancias totales del contrato de concesión. Un ejemplo, incluso, para el Gobierno, que no se distingue mucho ni en la suscripción de contratos ni en su renegociación.

El Cabildo pasó de no tener ninguna participación de las utilidades que tendrá la instalación aeroportuaria en construcción, a percibir 880 millones de dólares en los 35 años de concesión, incluidos los alrededor de 180 millones de dólares que se han cobrado hasta el momento por la operación del Mariscal Sucre. Un acuerdo justo, que hace honor a las partes que llevaron adelante la renegociación.
 
A partir del 2012 se comenzará a recibir lo recaudado hasta el momento cuando entre en funcionamiento el aeropuerto, hasta que la concesión concluya. “Ese dinero servirá para hacer obras: para mejorar la movilidad, para regularizar barrios ilegales”, dijo el alcalde Augusto Barrera. Sin duda alguna, la renegociación refleja una razonable y ejemplar dosis de civilidad.

Negociar desde posiciones de fuerza y hasta recurriendo al chantaje, nunca ha sido el mejor método para avanzar en el desarrollo de cualquier empresa, cometido o propósito de desarrollo. Desde hace mucho se tiene al diálogo como la mejor vía para resolver conflictos. ¿Sabrán algunos otros de nuestros líderes políticos que el diálogo existe y tiene ese objetivo?