Las estadísticas del Departamento de Trabajo en Estados Unidos cifran el drama del desempleo en casi un 10 por ciento de la población. Lo que no está recogido en los datos oficiales son los grandes problemas que tienen muchos estadounidenses para llegar a fin de mes, con empleos de media jornada con los que en muchas ocasiones ni siquiera pueden para cubrir sus necesidades básicas. Son los subempleados, y según una reciente encuesta ascienden al 20 por ciento de los trabajadores en activo.
En un país de dimensiones continentales como Estados Unidos, con más de trescientos millones de habitantes y una fuerza laboral cercana a los 140 millones de trabajadores, estamos hablando de nada más y nada menos que de unos 30 millones de estadounidenses incluidos en la categoría de subempleados, lo cual plantea un panorama mucho más desolador de lo que en realidad pintan las estadísticas oficiales.
Seis de cada diez de las personas consultadas para este estudio de Gallup respondieron que siguen siendo pesimistas sobre el futuro y no ven fácil poder encontrar un mejor trabajo a corto plazo. Los problemas que tienen para llegar a fin de mes se amontonan, y el primer efecto inmediato es que los trabajadores subempleados se ven obligados a gastar un 36 por ciento menos que los que cuentan con un empleo de jornada completa.
El panorama entre los inmigrantes es especialmente dramático. Según un estudio del Instituto de Políticas Migratorias, uno de cada cinco trabajadores extranjeros con preparación está subempleado en Estados Unidos, lo que se traduce en más de 1,3 millones de inmigrantes con estudios universitarios (un 35 por ciento latinos) obligados a trabajar como taxistas, guardas de seguridad, camareros u otro tipo de empleos para los que no requieren cualificación.
El paro ha centrado gran parte de los primeros compases de este segundo año de mandato de Barack Obama, volcado el año pasado en otras tareas pendientes como la reforma sanitaria o los necesarios cambios en el sector financiero para evitar nuevas crisis. Pues bien, la Casa Blanca acaba de apuntarse una pequeña victoria legislativa después de que el Senado aprobara este miércoles un proyecto de ley que contempla 15.000 millones de dólares para impulsar la creación de empleo.
Pese a que los demócratas de Obama ya no cuentan con la cómoda supermayoría en la Cámara alta, al final sumaron los votos para sacar adelante la propuesta gracias al apoyo de cinco republicanos, incluido el último en llegar al Senado, Scott Brown. El objetivo: crear o salvar más de un millón de puestos de trabajo aprobando rebajas fiscales para las empresas que vuelvan a contratar y ayudas para el sector de la construcción. Ahora queda que el proyecto sea aprobado por la Cámara de Representantes.
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