Aunque solo se trataría, a efectos reales, de dos o tres plenos más anuales y alguna que otra convocatoria de comisiones parlamentarias, la reforma que ha planteado el presidente del Senado,
Javier Rojo, de habilitar enero y julio como meses hábiles, ha sentado fatal en la Moncloa y en la sede del PSOE, según fuentes de este grupo parlamentario. El enfado con Rojo - que no la consensuó con Bono- no se disimula. De hecho, son muchos los diputados que andan refunfuñando por los pasillos contra una idea que en realidad fue lanzada hace cerca de un año por el PP y que fue tildada de “demagógica” entonces por el PSOE.
Los motivos son varios. Para empezar, habría que reformar la Constitución, que establece que julio y enero son de descanso en ambas Cámaras, y no parece que haya mucho entusiasmo para llevar a cabo ningún cambio. Pero, además, si esos dos meses se declararan hábiles, obligaría tanto al presidente como a los ministros que son diputados – no todos lo son- a asistir a las votaciones importantes, o a comparecer en las Comisiones correspondientes si los grupos por mayoría lo forzaran. Esto supondría muchos quebraderos de cabeza a la hora de organizar las agendas ministeriales y de Presidencia, en donde aprovechan justo esos meses para programar viajes y actos políticos a
Zapatero. Otro tanto les pasa a sus señorías, o eso dicen ellas al menos. Y así se lo han hecho saber a Bono algunos diputados del PSOE.
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