La irrupción de José María Aznar, de la mano de Murdoch, en la escena nacional de las compras y ventas televisivas, no es el único fenómeno que puede convulsionar el panorama de los medios. Ahora mismo, los dos grandes ‘holdings’ mediáticos, el que se agrupa en torno a Planeta, y el de Prisa, se interrogan seriamente por su futuro, que puede ser espléndido o convulso, según las circunstancias. Análisis independientes de personas muy bien conectadas con el interior de ambos ‘holdings’ admiten cambios en profundidad en un futuro a corto o medio plazo.
En el caso de Planeta, tanto si Aznar (buen amigo de Lara, como se sabe)-Murdoch entran en el conglomerado de Antena 3-Onda Cero como si no lo hacen, las cosas “no pueden seguir en esta esquizofrenia”: en Antena 3 se vive una sorda lucha por el poder entre el negociador de informaciones a favor o en contra de los dos principales partidos, Maurizio Carlotti, y el casi recién llegado Lejarza. En la radio de Lara, el corte de relaciones con los socialistas de su presidente, Javier González Ferrari, considerado un hombre de Rato, pero fiel al PP de Génova, es total. Y sus relaciones con Carlotti, perfectamente mejrables.
La pervivencia en el seno de Planeta de un periódico completamente deficitario, como La Razón, situado en la derecha ‘dura’, con otro, de la misma empresa pero de ideología completamente diferente, como el Avui, “indica el estado moral en el que estamos”, comentaba a este Diario E-xclusivo una fuente bien situada en Planeta.
La irrupción de Murdoch, de producirse, significaría, de paso, la apertura de otras opciones, como, acaso, la fusión de Onda Cero con otra cadena; desde hace tiempo ya hay contactos discretos, pero ni mucho menos definitivos, entre Onda Cero, la COPE y Punto Radio, de Vocento.
En el caso de Prisa, la mala salud de su fundador, Jesús de Polanco, que ya ha traspasado la presidencia a su hijo Ignacio, hace suponer cambios profundos en el organigrama directivo del periódico origen del imperio, El País, de la Cadena Ser, de Cuatro (que no va demasiado bien, a juicio de sus propios responsables) y de Sogecable, entre otras cosas. Pero no serán cambios inmediatos, advierten ‘en la casa’ de la Gran Vía.
En la Sexta, todo indica que se ha metido en fuertes gastos para conseguir la retransmisión de los derechos deportivos más sabrosos. Lo que inevitablemente llevaría a una toma del control progresivamente por la mexicana Televisa, que ya tiene el cuarenta por ciento del accionariado.
Todo ello para no hablar, desde luego, de que ocurrirá en la futura Corporación de RTVE, donde un periodista de larga trayectoria y aceptado, en principio, por todos, Luis Fernández, habrá de imponer su impronta en la marcha del macromonstruo. Los nervios, desde luego, están desatados, porque todos aceptan que nada será como había sido hast a la llegada de la rupturista (para bien) Carmen Caffarel. De momento, en el ya ex Ente se destaca la buena sintonía que desde hace tiempo han tenido el director de informativos, Fran Llorente, con Luis Fernández, que ya en su día trató de llevárselo a Telecinco.
Claro que todo lo que aquí decimos no pasa de ser un conjunto de tentativas, conversaciones y aprensiones que plagan los despachos de las empresas más fuertes en la comunicación del país. Pero estos temblores de tierra y estas tensiones resultan altamente sintomáticos de que el cambio, al fin la transición –que ya revolucionó otros estamentos sociales y profesionales-- y quizá un poco más de racionalización en el mundo de los medios, está llegando. Quizá impulsado por la aparición de nuevas tecnologías, que amenazan con ser la riada que se lleve todo por delante.
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